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miércoles, 3 de septiembre de 2014

Marina Silva y Durán Barba- ¿un anticipo de lo que ocurrirá en América Latina?

La democracia “procedimental” sigue siendo la clave:

El PT en la realidad no fue lo que habría sido su origen, una versión izquierdista bastante marcada en Brasil, la cual a la salida de la dictadura se plantaba con fuerza frente al capitalismo al menos en cierta forma sindical y renovaba las realidades del “autoritarismo desarrollista” brasileño admirado como el coreano por economistas como Aldo Ferrer. Este proceso continuo con sucesivas derrotas de Lula, al PT cuando fue ideológico le costo entrar a la gran política burguesa, es decir, ganar elecciones nacionales.

Luego Lula se moderó, las reformas de Cardoso se materializaron, los sindicatos se pusieron ahora los del PT bajo el ala del Estado, se impulsaron grandes planes sociales, no se altero la macroeconomía, y una suerte de proceso de adaptación llevó de unos años iniciales de crecimiento muy bajo al periodo de oro del “lulismo”, el crecimiento durante su segundo mandato, a esto opto a diferencia de muchos otros, no ir por la re-elección por un tercer mandato ya sea por formas legales más o menos constitucionales y dejó una sucesora Dilma. En todo este proceso el PSDB cedió posiciones, el PMDB se mantuvo como una fuerza relevante, y Brasil fue un “débil” intento populista tal vez, pero claramente ya sea que el populismo sea una forma de construir mayorías casi universales tal cual lo entendía Laclau, o se trate simplemente de atender necesidades- modelo más relacionado con la consultoría política, las campañas políticas se convierten en una caja negra.

En este sentido podemos considerar: 1- el papel mismo de la economía como la idea general del voto, 2- la presentación de los mismos tópicos como resultado de campañas de escaso debate ideológico: ¿Cuál es la diferencia entre Aecio, Dilma y Silva en: trabajo, salud, educación, derechos humanos, etc.? 3- la presencia o no de un líder gravitante en este caso se trataría sin lugar a dudas de Lula da Silva, y por qué no si tuviera suerte en algunos años de la misma Marina Silva. Ante esto queda claro que hay un descarte, ¿el futuro del PT? Una pregunta que se resolverá en la post-elección, pero queda claro que sería una crisis no definitiva pero sin importante en el sistema. Podemos decir además que la caída de Brasil en una suerte de excepción debilitaría a los gobiernos de Nicolás Maduro, ya débil de por sí, y al final de la recta de la campaña en Argentina sin dudas, gran parte de nuestro comercio, y el comercio potencial de Venezuela se podría hacer con Brasil.

Cuando consideramos esto, vemos la debilidad teórica de quienes se han centrado en la “era dorada” del populismo, el problema los medios de comunicación, ante el ocaso de ciertas formulaciones, quizá la derrota misma de estas, no exactamente por el conservadurismo tradicional, sino por crisis de las alianzas gobernantes y de sus figuras, (traidores)- queda claro que podemos entender que los poderes fácticos no se han alterado demasiado pero sí la oferta electoral, ahora bien ¿por qué seducen los candidatos indefinidos? Es simplemente porque suman ideas complejas de una sociedad saturada de demandas concretas, o simplemente por apatía e individualismo, pero superficialidad. Es claro que no importa en un sistema procedimental, la democracia es un espasmo en varias etapas de un capitalismo que confunde, las metas empresariales, son muy distintas que la de los votantes, en este sentido el divorcio en el caso de Marina Silva es excepcional, el PT es acusado de corrupto, por lo que la renovación de la política es una parte más como lo podría haber sido, la llegada de Lula al poder al principio de su mandato una promesa que está desdibujada. ¿Subestimar, sobre-estimar a la gente? ¿Renunciar a entender a la sociedad? ¿Perder campañas políticas? Claramente, la idea fue expresada o parafraseada, por los entusiastas superficiales, ¿o eran profundos de los gobiernos progresistas latinoamericanos? Primero, que se habían adaptado a la democracia (procedimental) y por eso ganaban, segundo que la “iniciativa política” iba por delante de la “intelectualidad”- la cual dicho sea de paso fue una visión de ombligo es decir, la propia “intelectualidad progresista”.  

Simpáticos versus estadistas, “ingobernables electorados”- gurues versus estructuras:

Marina Silva va ser la primera piedra en el zapato de muchos entusiastas, no se trata de Capriles, un opositor, claro, el cual en el esquema de Venezuela polariza fácilmente se trata de una realidad más peligrosa, Brasil no tiene el espejo populista, no tiene el espejo clasista, no tiene el logro del mundial, tiene recesión y una líder que puede que no sea tan simpática como se pretende. Marina Silva tenemos dudas que sea una estadista, tenemos duda que no sea una oportunista, ¿pero acaso hoy en día eso está tan mal? Claramente a diferencia de los gobiernos parlamentarios, aprendimos eso con Menem y Fujimori, se puede ser presidente con una mezcla vario pinta de ministros, grupos económicos en general y sólo hacer de mascarón de proa.

Sepamos que la trayectoria de ascenso social, mezclado con una mezcla interesante de una bruma ecologista está convenciendo más a Brasil que el papel de Petrobras, o el desarrollo de la infraestructura, o sin dudas el importante papel del Banco Central de Brasil. ¿Acaso nos engañamos? El más torpe, o mejor dicho el que peor la está pasando es Aecio, no parece ser un convincente estadista, no es simpático, y su lobby era contra un tímido hombre del PSB que porque iba a perder, sólo cotizaría sus votos en la segunda vuelta. ¿Acaso por eso no era el hijo dilecto de Lula y el amigo entrañable de Aecio? Marina Silva puede ser dos versiones claras y bien de nuestros tiempos para analizar, a) (muy simplificado) una nueva alianza populista de la gente que quedo por fuera del PT), estos serían un cambio de un ciclo en Brasil. Las causas, como todo populismo no se pueden saber. O si saben se sabrán mucho después, podemos ir desde protestas, hasta una nueva serie de identidades políticas pero yo en este caso lo descartaría. B) Se trata de un caso muy bueno de marketing político, de consultoría política, ¿No será que simplemente la imagen de Marina Silva combinada en una campaña que está saliendo mal para el PT y peor para el PSDB está dejando hacer al PSB? No tenemos información, no sabremos aún que otros acuerdos por fuera de la prensa se realizan, no tenemos idea de cuales serían los estímulos pero bien podría no haberlos. Esto podría mostrar al PT como un partido político maduro, y con una vida de larga duración, o una crisis, pero esta crisis sería la crisis de Lula, y la desaparición de una parte dinámica de la sociedad brasileña. La pregunta por las bases, huirá como suele pasar por medio de otros análisis. En este sentido,  la ciencia política, la consultoría política, y la visión de América Latina puede cambiar velozmente. La razón es sencilla, se trata de un nuevo vacío, la representación, y los intereses tal vez estén más licuados de lo que se considero al principio y ríos de tinta quedarán más para una “sociología de los intelectuales” que como una muestra correcta del proceso en marcha.
Si Marina Silva es la restauración, y su plan económico termina por ser ajuste, y apertura económica, no distará demasiado de sus pares liberales, por lo que el espectro sería claro, liberales versus “anti-liberales”, aunque no sepamos bien cómo fue, lo que es cierto es poco importaría quién y cómo aparece en el sistema sino que las campañas desatarían el espacio para la maniobra que la lenta construcción pretendida “gramsciana” no habría logrado tener. ¿Dilma podría llegar al poder haciendo como Angela Merkel y pactar con el PSDB? ¿Un gobierno de unidad nacional para que nadie cambie- por fuera o por dentro de las reglas? Esta pregunta no se resolverá lo que sí se sabe es que la simpatía, en su forma más banal retoma fuerza porque la sociedad no cambio grandes pautas sobre las cuales, se habría podrido llegar al “post-neoliberalismo” pero porque se fue muy generoso en lo escueto de la definición de neoliberalismo no sería raro que por la ventana, volviese, el neoliberalismo que no estaría tan lejos. Claro que no sería un neoliberalismo ideal, sino uno de hecho. Un neoliberalismo de hecho, es menos gasto estatal, menos impuestos, más libertad para las empresas, ¿la gente pensaría en clave tan sencilla? Este vacío en una ausencia de una propuesta ecologista seria en todo el mundo y en América Latina, permite, que el prefijo “eco”, esté en todas partes, y si en muchos lugares no se usa es porque la gente no le importa, un caso amarillista y oportunista, la Ciudad Verde de Mauricio Macri.

¿Por qué Durán Barba y Marina Silva?

            Si las campañas sólo se tratan de spots, si el conflicto social es administrado a cuenta gotas en el calendario electoral, si las discusiones son de interés general, si la gran mayoría de la población es apática a la política en general, y se interesa por política local, si en suma, la intuición de los votantes, sus deseos contradictorios, los lobbys, errores en el gobierno y en la campaña pueden cambiar todo el panorama económico, ¿por qué no pensar que cada una de las instancias toma una autonomía interesante? Mientras que Foucault se sorprendía por el exotismo de Irán, a principios de la Revolución Islámica, Zizek consideraba que ese “populismo” nada podría decir nuevo, mientras que cierta derecha, existe, pero los Estados mismos en Latinoamérica para seguir “gobernando” hacen un contrapeso de medidas, desde el “sacudimiento” de Maduro, al default de Argentina,  al mundial de Brasil. Hay un divorcio claro de las críticas a los gobiernos por los medios, la propuesta de quiénes son quienes deben “reemplazarlos”, y cómo se vota, críticos acérrimos pero superficiales, voto útil con criterios de utilidad obtusos, beneficios difíciles de constatar, esas son las fórmulas, tan importantes que Durán Barba podría ser un figurín divertido, en vez de postrarnos ante un capitalismo que poco cambio en el post-neoliberalismo la pregunta debería ser si no hay una competencia teórica en la cual, el intento de la comprensión, la supuesta ilustración de la Opinión Pública se constata inútil y surge una suerte de profesionalismo donde los que ganan dinero maximizando votos, son una empresa política dentro de la idea de empresa política schumpeteriana. La derivación, ya no de políticas, ya que no hay partidos sino de la ecuación entre políticas, candidatos, simpatía, “factibilidad”, publicidad-cada partido hace la suya y medios de comunicación. La idea de una reflexión de la Opinión Pública general es lenta, casi podríamos decir obsoleta a menos que se considere sobre el discurso general de esa sociedad, sobre su frontera, si la frontera, en Brasil se corrió a la derecha con el Mundial en medio de una catarata de propaganda poco realista, ¿por qué la gente no habría de aceptar a una política poco realista como Marina Silva? Como una maldición el PT en vez de maldecir su suerte por no conseguir sus deseos, ha conseguido sus deseos pero tal vez al costo de anestesiar a sus propios votantes. A los estadistas se le piden milagros, a los políticos cercanos a la gente se le piden “relaciones públicas”.  

Fuentes:










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