Los ex aliados del PT que precupan al oficialismo brasileño
La reelección de Dilma Rousseff en octubre no está garantizada, dicen en el partido que fundó Lula da Silva. Razones para ser cautos.
Casi como un déjà vu, el Partido dos Trabalhadores enfrenta una elección presidencial con ex aliados que le complican la vida. Al igual que en 2006, cuando la ex senadora Heloisa Elena y el ex ministro de Educación Cristovam Buarque presentaron sus candidaturas fuera del PT, y como en 2010, cuando Marina Silva, ex ministra de Ambiente por el Partido Verde, abandonó la coalición para disputarle el gobierno, ahora es Eduardo Campos, gobernador de Pernambuco y miembro del Partido Socialista Brasileño –PSB, un viejo compañero de ruta del PT– quien impulsa un armado junto a Silva, para constituir una alternativa contra las pretensiones de reelección de Dilma Rousseff.
Al igual que el Partido Comunista do Brasil –PCdB–, el PSB es un aliado del PT desde las primeras incursiones de Lula en la arena electoral. Sin embargo, la relación se tensó en las municipales de 2012, cuando el PSB fue ganando la mayor cantidad de ciudades capitales y logró pasar de 309 a 443 prefecturas, lo que provocó un cuestionamiento al rol secundario que le asignaba el PT en el armado político. La ruptura quedó marcada en las ciudades de Fortaleza, Recife y Belo Horizonte, donde el PSB fue por afuera y ganó con postulantes propios. Desde entonces, Campos busca construir un frente alternativo sin sumarse al esquema opositor del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que esta vez llevará de candidato a Aécio Neves.
Con esa inercia, hace una semana Campos presentó su plataforma programática junto a Marina Silva, su posible compañera de fórmula. En sendos discursos no ahorraron críticas al gobierno y casi ni mencionaron al senador Neves. En su alocución, Silva sostuvo: "Estamos lanzando las bases de una alianza completamente nueva en el proceso político brasileño. No es una alianza basada en tiempo de televisión, en el marketing, sino en un programa de gobierno". Campos, por su parte, redobló la crítica y afirmó: "Las personas perciben que el país paró, que salió del camino en que iba. Estaba acumulando conquistas en la vida de las personas pero ahora hay una sensación de que frenó".
En pleno lanzamiento del programa, la alianza PSB–REDES (la agrupación de Marina Silva) recibió el apoyo del Partido Popular Socialista –PPS, una agrupación definida de izquierda pero que en las últimas campañas apoyó las candidaturas del PSDB. Y casi como una "mojada de oreja", Campos propone construir participativamente su programa de gobierno. Para eso, estableció un portal con el nombre "Mudando Brasil", donde propone un debate a partir de cinco ejes: una reforma que dé más poder de decisión a gobiernos municipales y estaduales; desarrollo económico con sustentabilidad ambiental; fortalecimiento de la educación; políticas sociales y combate a la desigualdad; y un nuevo urbanismo que mejore la vida en las ciudades.
Campos está logrando adhesiones a través de las redes sociales, y con el hash tag #EduardoResponde logró ser "trending topic" en Brasil comentando preguntas y cuestionamientos de los internautas. Además del apoyo de los medios, este nuevo espacio tiene un asidero electoral importante, porque parte de la adhesión de Marina Silva, una ecologista que dejó la cartera de ambiente del gobierno de Lula da Silva –por su política hacia el Amazonas– y logró un importante 20% de las preferencias. Silva tiene fuerte apoyo en los sectores progresistas de las grandes ciudades y Campos muestra cierta seducción hacia personas de bajos ingresos del Nordeste, nuevo punto de concentración de votos del PT.
Brasil tiene habilitados unos 130 millones de electores pero sufragan 100 millones. El PT viene sacando un promedio 45 millones de votos en primera vuelta y 60 millones en segunda. Sin embargo, el perfil de su votante cambió, desplazándose de los centros urbanos de clase media progresista hacia los estados más pobres, beneficiarios de los programas del gobierno. Lo que puede cambiar esta vez es el impacto que pueda tener el descontento de la ciudadanía, expresado en la movilizaciones durante la Copa Confederaciones en 2013 y que podrían repetirse durante el Mundial 2014.
La dirigencia del PT está preocupada y el presidente del partido, Rui Falcão afirmó que la reelección de Rousseff no está garantizada. Y enfatizó: "por eso, la permanencia en el gobierno de Dilma es un objetivo ineludible". «
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