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lunes, 7 de diciembre de 2020

El PT se debate en su crisis: ¿Lula sigue siendo su bala de plata?

 


El PT se debate en su crisis: ¿Lula sigue siendo su bala de plata?

La derecha salió airosa de las municipales pero no se salvó de la fragmentación de la política brasileña.
(Foto: Fabrice Coffrini - AFP)
Por Ricardo Romero - Politólogo UBA. Analista Internacional. www.ricardoromero.com.ar
6 de diciembre de 2020

Las elecciones municipales brasileñas dejan una incertidumbre en la proyección electoral de 2020, porque no presentaron ninguna figura clara de cara a la próxima disputa presidencial. Incluso, dejaron debilitadas las perspectivas del actual jefe del Ejecutivo Jair Bolsonaro y del exmandatario Luiz Inácio Lula Da Silva. Lo primero a destacar es que las candidaturas apoyadas por el presidente Bolsonaro no lograron plasmar el apoyo en victoria y tampoco lograron tener éxito los discípulos de Lula.

En tanto, el espectro de partidos se fragmentó, manteniendo el peso relativo de los tradicionales y marcando un posicionamiento de nuevas estructuras partidarias que tienden a converger en coaliciones de poder; al ser "partidos cartel" (que se pueden alquilar para una elección, Bolsonaro utilizó uno para ser presidente), dan apoyo, especialmente cuando le garantizan cargos y fondos públi-cos, algo que propicia gobernabilidad al gobierno actual, en tanto tenga flexible la billetera.

Obviamente que los medios salieron a instalar la idea de un fortalecimiento de la centroderecha y el debilitamiento de la izquierda, especialmente del PT –Partido dos Trabalhadores–, intentando ponerlo como un colapso del mismo. Es que comparado con los 644 obtenidos en 2012, el número de 183 logrados en esta elección mostraría una retracción. Sin embargo, sigue teniendo peso institucio-nal importante, con la mayor bancada de senadores y diputados, además de tener la mayor cantidad de gobernadores.

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Además, el PT cuenta con la gallina de los huevos de oro, al tener al principal referente de la izquierda brasileña, aunque esa forta-leza puede ser su mayor debilidad, atento a la edad del exmandatario y el nuevo poder que enfrentan las fuerzas progresistas en la región: las corporaciones mediáticas. Que no son un cuarto poder que expresa a la sociedad civil, como sugiere el ideal tocquevilliano, sino un poder fáctico corporativo que condiciona al gobierno democrático.

Cabe destacar que las candidaturas de Ghillerme Boulos en San Pablo y Manuela D'Ávila en Porto Alegre fueron sistemáticamente agredidas, no solo por fake news de un ejército de trolls, sino que además se sumaron periodistas “independientes” alineados con el poder, que se apoyaban en ellas como fuentes, sin hacer lo mínimo de un profesional objetivo: verificar la información. De hecho, si bien el Lava Jato fue un armado judicial que proscribió a Lula, también tuvo un soporte mediático que lo instaló como verdad incues-tionable.

A su vez, el PT tiene que afrontar su pérdida de hegemonía en el espectro de izquierda, con lo cual son varias las estrategias a impulsar. La primera es la más difícil, recomponer su crecimiento, aunque tiene alternativas, como ser el epicentro de una reorganización de la izquierda. Algunos improvisan incluso con refundar un partido, aunque lo más viable sería el armado de un esquema al estilo del Frente Amplio uruguayo y ser al mismo tiempo como el PSU (Partido Socialista Uruguayo), de manera tal de dar contención a las nuevas expresiones surgidas, muchas de ellas escisiones del PT A su vez, el PT tiene que afrontar su pérdida de hegemonía en el espectro de izquierda, con lo cual son varias las estrategias a impulsar. La primera es la más difícil, recomponer su crecimiento, aunque tiene alternativas, como ser el epicentro de una reorganización de la izquierda. Algunos improvisan incluso con refundar un partido, aunque lo más viable sería el armado de un esquema al estilo del Frente Amplio uruguayo y ser al mismo tiempo como el PSU (Partido Socialista Uruguayo), de manera tal de dar contención a las nuevas expresiones surgidas, muchas de ellas escisiones del PT
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miércoles, 2 de diciembre de 2020

Manuela D'Avila: "En el movimiento de mujeres está el nuevo poder popular"


Manuela D'Avila: "En el movimiento de mujeres está el nuevo poder popular"

Proveniente de la izquierda, la candidata tiene chances de convertirse, en la segunda vuelta de hoy, en intendenta de Porto Alegre. No es un dato menor: en las municipales de Brasil se pone en juego la herencia de Lula, el futuro del PT y de parte de la izquierda. Con Guilherme Boulos (San Pablo) son las figuras con mayor relevancia.
(Foto: Facebook)
Por Ricardo Romero - Politólogo UBA
29 de noviembre de 2020

Nuevamente, la ciudadanía de 57 ciudades brasileñas que tienen segunda vuelta, por tener más de 200 mil habitantes y ningún candidato que haya logrado más del 50% de los votos, recurrirán a los centros de sufragio para definir al intendente. Representan el 60% de los 95 municipios que tienen balotaje: 18 de ellos son capitales de Estado, lo que le da una generosa relevancia a la jornada electoral.

Así como en 1989, las ciudades de San Pablo y Porto Alegre se convierten en un escenario de disputa trascendente. En esa ocasión, la paulistana Luiza Erundina y el gaúcho Olivio Dutra ganaban esas ciudades y le marcaban un punto de inflexión al neoliberalismo imperante en Brasil. Ambos pertenecían al Partido de los Trabalhadores, el de Luiz Inácio Lula da Silva, quien el primer día de 2003 asumía por primera vez la presidencia de Brasil. Hoy, casi dos décadas después, y con mucha historia trascurrida, Guilherme Boulos y Manuela D'Ávila buscan lo mismo, para marcar una nueva tendencia frente a la restauración neoliberal abierta por el golpe de Estado en 2016 y sostenida por el gobierno de Jair Bolsonaro.

En el marco de la campaña, Tiempo Argentino pudo dialogar con quienes tuvieron el espaldarazo de Luiz Inácio Lula da Silva, que en su discurso previo a ser encarcelado en abril 2018, para pasar 580 días preso, los señaló como una renovación de la izquierda brasileña.

Con 39 años, la periodista y escritora Manuela D'Ávila tiene una gran trayectoria política en Brasil. Siendo miembro del Partido Comunista do Brasil desde 2001, acompañó a Fernando Haddad como candidata a vicepresidenta en la elección de 2018. Inició su trayectoria como concejala de Porto Alegre entre 2005 y 2007, para luego ser la diputada más votada del país y pasar al Parlamento nacional entre 2007 y 2015. Ocupó una banca en el Parlamento estadual de 2015 a 2019.

Recorriendo los barrios de Porto Alegre, Manuela D'Ávila, en alianza con el Partido dos Trabalhadores, va acompañada por el ex vicegobernador de Rio Grande do Sul, Miguel Rosseto. Pretende quedarse con la Intendencia, que deja vacante Nelson Marchezan Júnior, quien pertenece al Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y quedó tercero el 15 de noviembre. Disputan la intendencia con Sebastião Melo del Movimiento Demorático Brasileño.

En conversación con Tiempo, Manuela D'Ávila realizó un balance de los resultados de la primera vuelta: “Tuvimos una gran victoria, porque por más de una década nuestro proyecto político no llegaba al segundo turno en Porto Alegre. Ahora, el pueblo nos mostró que quería debatir más tiempo, por dos semanas más, nuestras propuestas. Y las debatimos y vamos a vencer en esta elección”.

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(Foto: Twitter)


Sobre la evaluación política, Manuela sostuvo que “lo primero importante es que estamos en segundo turno, pero en segundo lugar, se mostró que el proyecto del intendente actual fue derrotado. Aun así, en el balotaje, queremos mostrar que la disputa sigue siendo entre nuestro proyecto, de una ciudad inclusiva, más justa e igualitaria, y el proyecto de ellos, que no termina obras, que abandona los barrios más pobres, que ya nos gobernó. Es ese pasado contra un camino nuevo para nuestra ciudad. Es lo que se disputa este domingo”.

A su vez, sobre los desafíos para en esta segunda vuelta, alertó: “Porto Alegre también nos mandó otros recados. Por ejemplo, el campeón de la elección fue la abstención y el desinterés. Somos la capital con el mayor nivel. Entre el voto nulo, blanco y la abstención, se suma casi el 45% del electorado. Mis votos y los de mi adversario representan casi la misma cantidad de electores. Y ese fue nuestro principal desafío: conversar con esas personas que no se sintieron motivadas para ir a votar”. Ante la consulta sobre el motivo de la abstención, sostuvo que “tal vez, la principal de ellas sea el bajísimo nivel de la elección en el primer turno. El altísimo nivel de ataques, de mentiras, de bajeza que vimos en esta ciudad. ¡Nosotros derrumbamos más de medio millón de noticias falsas!”. Sobre la estrategia para la segunda vuelta, explicó que “nuestro compromiso es dialogar. Por eso, queremos conversar con personas que escogieron otras candidaturas. Pero también tenemos el compromiso de dar esperanza en nuestra ciudad. Se comprende que no se sienta motivada a votar una madre que no tuvo vacante en la escuela. Nosotros hablamos con esas personas para darles esperanza”.

Manuela D'Ávila reitera una y otra vez la necesidad de reconstruir la esperanza: “Es algo muy importante porque, por primera vez, elegimos una bancada de mujeres y hombres afrodescendientes. Nosotros tenemos una bancada de luchas de mujeres. La concejala más votada de la ciudad, Daiana Santos, del movimiento LGTBI. Eso es un llamado a la periferia de la ciudad, a quienes quieren expresarse en la política”.

Cuando se le pregunta sobre cómo se siente ser una pieza clave de la renovación de la izquierda, Manuela plantea: “Eso es algo que va más allá de mí y de mi trayectoria, es la consecuencia de la determinación, de la garra y la dedicación de las mujeres de Porto Alegre. Porque es esa mirada que queremos colocar en la Intendencia, que en el movimiento de mujeres está el nuevo poder popular que va a surgir, que será la manera más dulce de contestar al odio de la extrema derecha”. «



En busca del batacazo en San Pablo

En los pagos de Luiz Inácio Lula da Silva, Guilherme Boulos, un dirigente del Partido Socialismo y Libertad (PSOL) y líder del Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST), logró pasar a la segunda vuelta para intentar desplazar al actual intendente de la ciudad de San Pablo, Bruno Covas del PSDB, en una disputa que dejó fuera al candidato bolsonarista Celso Russomanno, que quedó cuarto.

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(Foto: AFP)


Guilherme Boulos, de 38 años, es un profesor universitario y escritor brasileño, con fuerte militancia política y social, reconocido como uno de los principales líderes de la izquierda brasileña que disputó la presidencia por su partido en 2018. Hoy está acompañado por la diputada federal Luiza Erundina, quien fue la primera mujer intendenta en la historia de Brasil en la ciudad que disputa. Generalmente, a Boulos se lo intenta desprestigiar por su perfil político, acusándolo de “ultraizquierda”. Al respecto, nos comentó: “Intentar imputar, de forma negativa, de 'radical' o 'extremista', solo expresa el momento sombrío que se está viviendo en Brasil. Hace 20 años que lucho para que la gente tenga techo, una dignidad básica para que pueda vivir. ¿Eso es radical? ¿Es radicalismo luchar para que una persona pueda tener una casa, siendo que la vivienda, la salud o la educación están en la Constitución? En realidad, eso es no querer reconocer derechos humanos de la sociedad”.

Un tema central para el candidato es la política ante la pandemia, una ciudad que ya alcanzó más de un millón de contagios y unas 10 mil muertes por Covid-19. Boulos comentó que se trata de una agenda prioritaria para él. Al respecto, dijo: “Creo que Covas tuvo una minimización de la situación. Es muy preocupante. Por eso, de continuar la pandemia, voy a realizar lo que debería haberse hecho: contratación de médicos, abrir concursos y localizarlos en la periferia de la ciudad, y reabrir hospitales cerrados. En el ámbito educativo, si no tenemos luz verde para el regreso presencial, daremos una política para la enseñanza virtual: debemos revertir la exclusión que generó la desigualdad de acceso tecnológico”.

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sábado, 21 de noviembre de 2020

Hacia un Brasil proyectado en el post-bolonarismo: se impone una gran renovación




 

Hacia un Brasil proyectado en el post-bolonarismo: se impone una gran renovación

La derecha en su conjunto tuvo resultados interesantes pero no así sus "figuras presidenciables".  La izquierda consolida las imágenes de Manuela y de Boulos, pero es preocupante la actualidad del PT.
(Foto: Prensa Instituto Lula)
Por Ricardo Romero - Politólogo UBA - Analista Internacional - www.ricardoromero.com.ar
22 de noviembre de 2020

Las pocas fichas que el presidente brasileño Jair Bolsonaro colocó en el tablero electoral de las municipales de la semana pasada, les fueron arrebatadas frente a la voluntad popular. Si bien algunas encuestas le estarían dando un 40% de aprobación a su gestión, el ultraderechista pareciera desgranarse políticamente. Llegó sin partido a la elección y los candidatos que apoyó perdieron en la contienda. Por ejemplo, en la simbólica ciudad de San Pablo, Celso Russomano, terminó cuarto con el 10,4%. Ocurrió lo mismo en otras capitales como Recife, Manaos y Belo Horizonte.

Si bien es cierto que la gestión de Bolsonaro no estaba directamente sometida a evaluación, porque las municipales brasileñas se dirimen preponderantemente en temas locales, lo cierto es que no pudo tener influencia sobre la misma. Especialmente porque los centros urbanos vivieron la caprichosa política de laissez faire frente al COVID-19, lo que provocó más de seis millones de contagios y 170 mil muertes, dejando una situación de miedo a la situación de la pandemia, al desempleo y los efectos de la crisis económica.

Incluso, el Vicepresidente Hamilton Mourão, que buscaba instalarse en la arena electoral brasileña, se fue silbando bajito con un magro resultado, con lo cual se debilita su posicionamiento, como cabeza de un Impeachment o alternativa presidencial junto a Sergio Moro, el ex Juez y ex Ministro que impidió la elección de Luiz Ignacio Lula Da Silva. Poniendo también en dilema al espectro de derecha, que no tiene figura de proyección nacional pero logró recomponerse electoralmente.

Es que la debilidad debilidad del bolsonarismo permitió la reinstalación de los partidos de centro derecha y derecha. De hecho, Sergio Moro, también coquetea con el ultraliberal Luciano Huck, el magnate conductor estrella de la TV Globo, que además de la cadena mediática tendría el apoyo del reconvertido Partido Federal Liberal (creado por la Dictadura Militar de 1964-1985) ahora nominado “Demócratas”, de la mano del presidente de Diputados, Rodrigo Maia, si antes no pergeña alguna movida que desplace a Bolsonaro.

Cabe señalar también que el Partido dos Trabalhadores, del ex presidente Lula, retrocedió en su peso electoral a su nivel previo a su gestión 2002-2016. El domingo pasado, logró elegir 179 jefes comunales, un número similar a los 174 que logró en las municipales de 2000. Durante su gestión creció, ganó 400 municipios en 2004; 557 en 2008; hasta llegar a 644 de gobiernos locales en 2012. Sin embargo, el impacto del Lava Jato, el Lawfare que logró el cometido de destituir a Dilma Rousseff e impedir la elección de Lula, parece seguir mermando al PT, que vuelve a caer por debajo de los 256 alcaldes electos en 2016.

El resultado podría marcar un diluvio derechista, más aún cuando las figuras de alcance nacional del PT salen debilitadas, como Fernando Haddad, quien al no tener chances de disputar la ciudad de San Pablo, que gobernó entre 2013 y 2017, decidió apoyar un candidato, Jilmar Tatto, que quedó sexto con el 8,6%. Sin embargo, el PT todavía tiene un peso electoral relativo y disputará en 15 de las 57 ciudades que tendrán segunda vuelta el próximo domingo 29 de noviembre.

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Se puede afirmar que tras el diluvio siempre sale el Sol, y así como en 1989, cuando la caída del Muro de Berlín y la oleada neoliberal marcaba la agenda de Brasil y Latinoamérica, el PT ganaba la Ciudad de San Pablo y Porto Alegre, serán en esas ciudades, que dos jóvenes de izquierda disputarán el balotaje. En la disputa paulista está Guilherme Boulos (Partido Socialismo y Libertad), que desplazó al candidato de Bolsonaro de la contienda y pretende desplazar de la Intendencia a Bruno Covas, del Partido de la Social Democracia Brasileña;  en tanto que Manuela D´Avila (Partido Comunista do Brasil), intentará quedarse con la capital gaucha, ya que que el actual intendente, Nelson Marchezan Júnior (PSDB), quedó fuera al salir tercero, y quien también aspira a quedarse en su lugar es Sebastião Melo del Movimiento Demorático Brasileño.

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sábado, 14 de noviembre de 2020

En Brasil, la izquierda se juega mucho más que algunos municipios clave

 



En Brasil, la izquierda se juega mucho más que algunos municipios clave

De cara al 2022, los resultados mostrarán el actual peso territorial de los partidos y el posicionamiento de figuras que podrían disputarle la presidencia   a Bolsonaro. Campañas violentas.
Por Ricardo Romero - Politólogo UBA.- Analista Internacional - www.ricardoromero.com.ar
15 de noviembre de 2020

Luego de reprogramar con una enmienda constitucional la fecha de elecciones municipales, finalmente hoy, la ciudadanía brasileña irá a los centros de sufragio, para emitir su voto por las candidaturas que aspiran a ocupar los cargos de 5570 jefes comunales y 59 mil representantes locales. Siendo una de las democracias más grandes del mundo, con unos 147,9 millones de electores de una población de 210 millones, en Brasil se perfilará el escenario político de cara a las presidenciales de 2022.

La contienda se dirime en dos planos, el primero mostrará el peso territorial de los partidos políticos y el segundo el posicionamiento de figuras que podrían disputarle el cargo a Jair Bolsonaro. Es que, por un lado, se presenta una arena donde el 68,3% de los municipios brasileños tiene menos de 20 mil habitantes, donde la disputa es sumar la mayor cantidad posibles de jefes comunales. En tanto que el 31,7% vive en los 47 municipios con más de 500 mil habitantes y sólo 17 tienen más de un millón, de dónde se perfilan algunas candidaturas presidenciales para 2022.

Y es una elección que se presenta con fuertes signos de violencia, propiciados por el mismo discurso de Jair Bolsonaro, quien afirmó por Facebook: “Un pueblo armado no será esclavizado”, casi arengando en una campaña electoral donde ya murieron al menos 83 personas, entre candidatos a intendente, a concejal, asesores y militantes, algo que debería tomar nota Luis Almagro en sus informes para la OEA, porque son hechos aberrantes, como la muerte a balazos de Ricardo de Moura del Partido Liberal, candidato local en Guarulhos atacado mientras conversaba en vivo con sus electores por internet, quienes pudieron ver el momento del impacto de los dos balazos en su brazo y pierna.

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Si bien Bolsonaro sostuvo que se iba a mantener al margen de la contienda electoral, porque no logró plasmar la “Alianza por Brasil”, sin embargo, salió a dar apoyo político a algunos nombres como Celso Russomanno (Republicanos) en San Pablo; Bruno Engles (PRTB) en Belo Horizonte; Marcello Crivella en Río. Y a los militares: el coronel Menezes (Patriota) en Manaus y al Capitán Wagner (Pros) en Fortaleza. Incluso, por recurso presentado por el Partido Rede en la Justicia Electoral, el Supremo Tribunal Federal, y el Tribunal de Cuentas de la Unión; tuvo que suspender el uso de la residencia oficial de la Presidencia de la República para hacer campaña por 59 candidatos.

Sin embargo, según las encuestas, el apoyo pareciera ser inefectivo. Incluso algunos de los candidatos apoyados por el presidente están cayendo en las urnas y otros ni siquiera tienen posibilidades de pasar a segunda vuelta. De hecho, las alarmas se encendieron en San Pablo, porque el candidato del Partido Socialismo y Libertad, Guilherme Boulos acaba de superar en las pesquisas al ladero de Bolsonaro, Celso Russomanno, sacándolo de la segunda vuelta contra quien intenta su reelección, el tucano Bruno Covas (PSDB).

La proyección de Boulos, junto a Manuela D´Avila del Partido Comunista do Brasil -quien lidera las encuestas para ir a segunda vuelta y consagrarse en Porto Alegre, están capitalizando el debilitamiento político del Partido dos Trabalhadores del expresidente Luiz Ignacio Lula Da Silva, que tan solo disputa los primeros lugares en dos ciudades del nordeste, Recife (Pernambuco) con Marília Arraes y en Fortaleza (Ceará) con Luizianne Lins, tratando de retener sus bastiones políticos.

Sin embargo, la fragmentación de la izquierda brasileña no siempre propicia un escenario favorable a la derecha. En ese marco, un partido que está perdiendo peso electoral es el Partido Social Liberal, que le permitió a Bolsonaro llegar a la presidencia pero quedó huérfano con su renuncia, y quien intenta ocupar un espacio en la arena electoral brasileña es el vicepresidente Hamilton Mourão, que organizó el Partido Renovador Trabalhista Brasileiro, pasando la medio-mundo en el electorado bolsonarista, favorecido por las políticas de emergencia que reparte fondos en los sectores pobres de Brasil.

Por su parte, la familia Bolsonaro también pone fichas. En su cuenta de Instagram, Michelle Bolsonaro, esposa del presidente, le dio el espaldarazo virtual a cuatro candidaturas locales. En tanto que Carlos Bolsonaro (Republicanos) busca reelegir por sexta vez como concejal en Río de Janeiro. Por su parte, el diputado Eduardo Bolsonaro, quien no renunció al PSL para no perder su banca, promociona a varios candidatos a concejal.



Un militar experimentado y cuatro jóvenes para el recambio

Antônio Hamilton Martins Mourão (67 años): general retirado del Ejército y vicepresidente. Quiere ocupar electoralmente el espacio del bolsonarismo. Armó el PRTB (Partido Renovador Tralhista).

Manuela Pinto Vieira d'Ávila (39): periodista y política afiliada al PCdB. Fue diputada federal por Río Grande del Sur (2007/2015). Ejerce actualmente el mandato de diputada provincial en su estado y podría ganar Porto Alegre. Candidata a vice de Fernando Haddad en las presidenciales de 2018.

Guilherme Castro Boulos (38): político, militante y escritor, miembro de la Coordinación Nacional del Movimiento de Trabajadores Sin Techo. Reconocido como uno de los principales líderes de extrema izquierda en Brasil. Puede dar batalla en San Pablos con el PSOL.

Bruno Lopes Covas (40): abogado, economista y político brasileño. Actual intendente de San Pablo. Nieto del exgobernador Mario Covas, del PSDB; podría recibir la bendición del amigo del abuelo, el expresidente Fernando Henrique Cardoso.

Marilia Rocha Valencia Arraes de Alencar (36):  abogada, diputada federal de Pernambuco, del PT. Nieta de Miguel Arraes, histórico dirigente de Recife.















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domingo, 8 de noviembre de 2020

Bolsonaro no se demoró en soltar la mano de su amigo: se diluye el eje del mal

 


Bolsonaro no se demoró en soltar la mano de su amigo: se diluye el eje del mal

El presidente de Brasil se alineó desde el primer día y ya revisa políticas exteriores e internas. En una semana habrá elecciones municipales, clave para delinear las presidenciales de 2022.
(Foto: AFP)
Por Ricardo Romero - Politólogo UBA - Analista Internacional
8 de noviembre de 2020

Mientras a Donald Trump le cuesta asumir la derrota, y expone la fragilidad institucional de la democracia norteamericana, se inician los análisis del impacto político del triunfo del candidato demócrata Joe Biden, especialmente sobre aliados incondicionales como el presidente brasileño Jair Bolsonaro, quien parecería haber llegado hasta la puerta del cementerio y estaría reevaluando su política exterior de alineamiento, tal como se lo venían aconsejando todos sus asesores de relaciones internacionales.

El seguidismo de la gestión Bolsonaro se inició en el mismo mes de su asunción, en enero de 2019, cuando se puso en pie y al orden para sostener al autoproclamado presidente de Venezuela, el diputado Juan Guaidó, ofreciendo una base militar en Brasil y al propiciar una intervención militar. La prudencia del vicepresidente Hamilton Mourão y del nacionalismo de las FF AA brasileñas evitaron semejante demencia, más allá de acompañar la estrategia de caída de Nicolás Maduro.

Ahora parecería que Bolsonaro no estaría dispuesto a acompañar un posible atrincheramiento de su amigo Trump en la Casa Blanca. El jueves pasado comenzó a desmarcarse de su amor político y sostuvo: "Yo no soy la persona más importante de Brasil así como Trump no es la persona más importante del mundo, como él mismo lo ha dicho. La persona más importante es Dios. La humildad tiene que hacerse presente entre nosotros".

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Es que la hipocresía de afirmar que el régimen venezolano es fraudulento y no reparar en todo el espurio proceso electoral norteamericano, expuesto por el propio Trump y solo no visto por el presidente de la OEA Luis Almagro, es sencillamente insostenible. Y no se trata de aceptar la idea de fraude del magnate presidente de los EE UU, sino de reparar sobre todas las sinecuras a las que se presta el sistema de votación de ese país, ya que no tiene neutralidad su autoridad electoral ni de los lugares de votación. Incluso, no hay simultaneidad de elección de candidaturas internas ni externas, hay empadronamiento previo sin cédulas de identidad de votación y otras vulnerabilidades, que solo dejan en pie a esa poliarquía, como decía el politólogo Robert Dahl –quien tenía la ética de no llamar a eso democracia–, el apretón de manos de reconocimiento de la victoria, algo que Trump no quiere hacer.

Por otra parte, además de repensar su posición sobre Venezuela, Jair Bolsonaro tendrá que revisar su Gabinete pro-Trump, no solo ante la victoria del candidato demócrata Joe Biden, sino también por los triunfos de las expresiones de centroizquierda de la región, como Alberto Fernández en Argentina; Luiz Arce en Bolivia; y la misma ciudadanía chilena que logró empezar a tirar por la borda la Constitución pinochetista. Incluso, su aislamiento se podría profundizar si prospera el pedido de destitución del presidente Iván Duque de Colombia, por parte del senador Roy Barreras.

Otro punto de política internacional, que a la vez se pone en agenda interna, es que en su seguidismo a Trump, Bolsonaro prefiere tensar las relaciones con su principal socio comercial, rechazando comprar vacunas contra el Covid-19 a China. Algo que se coloca en la política nacional, no solo porque lo hace contra la opinión de su ministro de Salud Eduardo Ponzuello sino también contra las pretensiones de 24 gobernadores de comprar un medicamento que ya está aprobado para aplicarse por parte de organismos reguladores.

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Además, el rechazo de Bolsonaro a la vacuna china tiene un trasfondo político, porque uno de los principales promotores de comprarla es el gobernador del estado de San Pablo, João Doria, quien tiene las principales chances de ser candidato presidencial en 2022 por el Partido de la Social Democracia Brasileña.

Encima, el próximo 15 de noviembre, Brasil tiene elecciones municipales que, si bien tienen una lógica parroquial –por eso Bolsonaro decidió no cobijar candidaturas e intentar mantenerse al margen de la contienda–, lo cierto es que su vicepresidente Mourão se apresta a pasar la medio mundo en el bolsonarismo electoral, buscando cosechar un buena cantidad de prefeitos y vereadores (intendentes y concejales) con su debutante Partido Renovador Trabalhista Brasileiro, lo que profundizará la presencia militar en la política nacional.

En el espectro opositor de izquierda, las elecciones municipales de Porto Alegre podrían posicionar a Manuela d'Ávila, del Partido Comunista do Brasil, para las presidenciales de 2022, porque tendría altas posibilidades de ganar la intendencia. Ella acompañó a Fernando Haddad en la fórmula 2018 y podría ser nuevamente una compañera en la fórmula del PT, acompañando a Lula Da Silva o siendo su relevo.

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