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lunes, 26 de diciembre de 2022

Lula asumirá un Estado arrasado y prepara una enmienda constitucional



 

MUNDO

BRASIL

Lula asumirá un Estado arrasado y prepara una enmienda constitucional

Se aguarda una gran fiesta popular para el 1° de enero. Aun cuando el informe del grupo encargado de la transición es devastador.

23/12/2022

Foto: Evaristo Sa / AFP

La semana que viene se vivirá una gran fiesta en Brasil. Brasilia será el epicentro de la congregación popular que verá reasumir la presidencia a Luiz Inácio Lula da Silva, quien está terminando de definir su gabinete y delineando la política de su próxima gestión.

La propuesta se construye en base al trabajo del Gabinete de Transición que fue coordinado por el vicepresidente electo, Geraldo Alckmin. Este ámbito, es un instrumento institucional generado en el traspaso de Fernando Henrique Cardoso a Lula en 2002, que permite el acceso a información sobre la situación de la administración pública, a fin de facilitar la gobernabilidad a la próxima gestión.

El Relatorio Final del equipo coordinado por Alckmin, presenta un panorama desolador, de un gobierno saliente basado en el desmantelamiento de las políticas sociales, la desidia en la gestión pública y la corrupción desmesurada en el presupuesto público. En definitiva, el gobierno de Bolsonaro, con su ministro Paulo Guedes y la extrema derecha dejan tierra arrasada en áreas sensibles como Salud, Educación y Asistencia Social, con el impacto de 33 millones de personas pasando hambre en Brasil (https://gabinetedatransicao.com.br/).

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Por eso, a partir de ese trabajo se impulsó una PEC (Propuesta de Enmienda Constitucional), que salió aprobada con el número 32/2022 y busca adecuar el programa Bolsa Familia en el presupuesto, propiciando el incremento de recursos en áreas esenciales y la visibilización e inclusión de los sectores más vulnerados de Brasil. La enmienda amplía el techo presupuestario a R$ 145 billones y propicia la captación de recursos por medio de asociación en áreas estratégicas, como proyectos federales relacionados al ambiente o al cambio climático.

Además, como orientaciones inmediatas, el Relatorio Final sugiere revocar y revisar varias medidas realizadas por el Gobierno de Bolsonaro, como el descontrol en la portación de armas; la liberación del desmonte del Amazonas; la restricción por 100 años de documentos públicos (clave para enjuiciar hechos de corrupción actual); la desestatización de empresas públicas; reducción de derechos sociales y económicos; restricción de participación popular; la discriminación étnica y racial, así como de violencia de género y otras acciones.

Es un claro giro copernicano en la política brasileña, donde se sugiere un esquema coordinado de los 37 ministerios, que estarán articulados por un plan estratégico de gobierno, centrado en tres ejes: Desarrollo Social y Garantía de Derechos; Desarrollo Económico, Sustentabilidad Socio-ambiental y Climática; y Defensa de la Democracia y Reconstrucción del Estado y de la Soberanía.

El gabinete de Lula

Lula parte de la necesidad de contener un amplio espectro de alianzas que garantice la pluralidad y el diálogo. Días atrás, presentó el núcleo más cercano de gestión, principalmente con referentes del bloque de izquierda. A petistas como Fernando Haddad en Hacienda, (economista y escudero de Lula); Rui Costa, como Jefe de la Casa Civil (actual gobernador de Bahía); Alexandre Padilha en Relaciones Institucionales (Diputado Federal por San Pablo) y Marcio Macedo en la Secretaría General. A su vez, en Justicia eligió a Flávio Dino (del Partido Socialista Brasileño), senador electo y exgobernador de Maranhao, además de haber sido juez federal por 12 años. En Defensa estará José Múcio Monteiro Partido Trabalhista Brasileño). Un dato interesante: el vice Geraldo Alckmin se hará cargo de una cartera, la de Industria y Comercio.

En ésta semana, siguió sumando nombres al gabinete, reforzando áreas castigadas por el Bolsonarismo. Por primera vez, una mujer ocupará el Ministerio de Salud: Nísia Trindade, destacada politóloga quien, desde la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), fue crucial para el desarrollo de respuestas ante la emergencia sanitaria que provocó el Covid-19. En Educación estará Camilo Santana, exgobernador de Ceará y actual Senador por el PT. A Ciencia y Tecnología irá la actual diputada federal Luciana Santos (Partido Comunista). El Ministerio de la Mujer será coordinado por Aparecida Gonçalves (exasesora allí con Dilma Rousseff). El de Igualdad Racial estará a cargo de Anielle Franco, hermana de Marielle, la dirigente comunista asesinada por grupos bolsonaristas. Y se creará el Ministerio de Pueblos Originarios, un tema que suma acusaciones por Crímenes de Lesa Humanidad a Bolsonaro.  «

Festival del Futuro

El domingo 1° de enero se realizará en la explanada del Planalto un show con un amplio espectro de más de 40 artistas, como Fernanda Takai, Zélia Ducan, Gaby Amarantos, Maria Rita, Martinho da Vila, Odair José, Pabllo Vittar, entre otros. Lleva el nombre de «Festival del Futuro» y es el nexo con el futuro gobierno, porque la inclusión y accesibilidad es el eje del mismo. La organización está pensada por Ivan Baron, un influencer que promueve la visibilidad y la integración a través de proyectos de concientización en redes sociales. Habrá intérprete de lengua de señas, rampas de acceso y otras medidas de accesibilidad.

 

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miércoles, 21 de diciembre de 2022

Brasil, Lula y el multilateralismo

 

MUNDO

OPINIÓN

Brasil, Lula y el multilateralismo

04/12/2022

Foto: Evaristo Sa / AFP

El cambio político en Brasil ya comenzó, especialmente en política exterior. En tanto que Geraldo Alckmin, vicepresidente electo, está coordinando la transición interna junto al actual vice Hamilton Mourão, el flamente presidente electo Luiz Inácio Lula Da Silva está desplegando su estrategia en el plano mundial junto a su ladero político Fernando Haddad, quien se perfila a ser Canciller en la próxima gestión.

De hecho, Lula tuvo un rol protagónico en la COP27, dónde presentó una agenda radicalmente opuesta a la sostenida por el actual presidente Jair Bolsonaro. En ese evento, se reunió con los representantes temáticos de China, Xie Zhenhua, y de Estados Unidos, John Kerry. Es más, ahora Fernando Haddad está gestionando las invitaciones recibidas por Lula para priorizar una agenda antes de su asunción. Más allá de que Lula tiene intenciones de devolver la gentileza a su par argentino Alberto Fernández, quien lo visitó el día posterior a su elección, de seguro tendrá un encuentro con Joe Biden, dejando en espera otro con Xi Jinping, sencillamente porque no hay tiempo para dos viajes antes de la asunción, afirmó Fernando Haddad.

Es claro que el multilateralismo será el juego global, con un anclaje en el desarrollo regional. Por eso, la visita a Argentina tendría como objetivo reconstruir el Mercosur, un esquema surgido desde los años ochenta entre Raúl Alfonsín y José Sarney, e iniciado con Carlos Menem y Fernando Henríque Cardoso en los noventa.

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Una estructura que resistió al embate de Bolsonaro, quien se opuso a su continuidad, incluso con un viraje en el vínculo con Argentina de hasta modificar el Libro Blanco de seguridad nacional de Brasil, instalando una hipótesis de conflicto vecinal. Los lazos estructurales entre las empresas regionales y una fuerte capacidad diplomática de Daniel Scioli, actual embajador argentino en Brasil, permitieron sostener un vínculo prudente.

Ahora bien, es verdad que el Mercosur será la prioridad de Lula, sin embargo, el contexto regional y global no es el mismo de los años noventa. La impronta, en principio, tendrá un carácter más político que comercial. Algo que ya había tomado como agenda el Mercosur, cuando se aplicó la cláusula democrática a Paraguay luego del Golpe a Fernando Lugo.

Por otra parte, si se toma la experiencia europea, hay mucho por aprender. Mientras cierta visión de izquierda impulsa una moneda única, cabe señalar que el euro encorsetó la política monetaria de los países, impidiendo propiciar consumo en su recesión, lo que podría ser una alerta para seguir ese camino. Es más, llama la atención, que Martín Tetaz, un economista ortodoxo, esté alentando que Argentina adopte el real como moneda común.

Lo que es cierto, es que debería haber una coordinación monetaria, orientada a sostener la política monetaria de los países de la región, con sistemas de reservas de divisas compartidas. Que permita equilibrar capacidades de todos los miembros del acuerdo regional, evitando efectos perjudiciales como en la Unión Europea, expresados en los llamados PIGS (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España).

En ese sentido, el reclamo de flexibilidad de acción por parte de Uruguay es comprensible y no viene solo del neoliberal Lacalle Pou, sino que fue expresado tanto por Tabaré Vázquez como por el Pepe Mujica. Es que una negociación conjunta no puede soslayar los beneficios que podría tener un país pequeño en su accionar individual, más allá que sea un chantaje imperialista proponer líneas de negociación unilateral para quebrar el bloque.

En ese sentido, Lula y Fernández deben poner el desarrollo en infraestructura en la agenda del Mercosur, que permita revertir la situación donde para Argentina es más barato colocar un producto en una góndola en Beijing que en Brasilia. En ese sentido, refortalecer la red fluvial de la cuenca del Plata articulada con el Amazonas e incluso el Orinoco, permitiría un lazo productivo y comercial de mayor envergadura.

Además, resulta importante politizar al Mercosur, dotando de mayores facultades al Parlamento Común. De manera de avanzar a una dinámica que fortalezca los derechos de todos los pueblos y no sólo los intereses de los grupos empresariales. En tal sentido, es necesario coordinar no sólo la macroeconomía, sino también propiciar la ciudadanía de la región.  «

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lunes, 19 de diciembre de 2022

Lula ya gobierna Brasil


Lula ya gobierna Brasil

27/11/2022

Foto: CARLOS COSTA / AFP

En pleno Mundial, el presidente electo Luiz Inácio Lula da Silva ya gobierna Brasil. Arengó a la ciudadanía a que todos usen la camiseta verde-amarela, y no solo los bolsonaristas, lo que tuvo un impacto masivo.

Es más, casi como efecto mágico, Brasil derrotó a Serbia con dos goles de Richarlison, uno de los pocos jugadores del Scratch que se declaró a favor de Lula. Y no solo eso, incluso uno de los goles fue con una espectacular chilena que armó una L en el aire. En contraparte, el archi-bolsonarista Neymar sufrió una lesión, luego de nueve infracciones sobre él, y salió del partido por un «golpecito», como diría el todavía presidente.

El planteo de la camiseta no es algo trivial, implica un intento de reconstrucción de convivencia democrática en un Brasil polarizado, donde una persona corre riesgo de sufrir violencia, incluso de peligro de muerte, por portar una casaca referida a Lula o al PT. Algo que se siente muy fuerte en el Centro y Sur del país, donde pueden llegar a bajarte de un Uber o un taxi por identificarse con el petista.

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No sólo la camiseta brasileña se puso Lula, sino que prácticamente se colocó la banda presidencial y comenzó a delinear la política exterior de Brasil. Ya empezó a jugar en el plano global, especialmente en un ámbito que Bolsonaro abandonó, el ambiental. No solo participó de la 27a. Cumbre de la ONU sobre Cambio Climático, realizada días atrás en Egipto, sino que propuso a Amazonia como próxima sede del evento. La osadía no se detuvo allí: Lula se reunió al margen de la cumbre con el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, donde acordaron cooperar para frenar la deforestación.

Un giro en política exterior que no se detiene: nuevamente Lula prioriza las alianzas regionales en el continente. El pilar de la reconstrucción es el lazo con Argentina, que se inició con la visita de Alberto Fernández al día siguiente de la victoria de Lula y seguirá desde el inicio del nuevo gobierno, donde el mandatario argentino ya confirmó su presencia en Brasilia el 1º de enero próximo. Incluso, Lula vetó a Helio Vitor Ramos la propuesta de Bolsonaro para la embajada en Buenos Aires, además de otras sedes clave, como el nombramiento para Italia de Fernando Simas Magalhaes (actual vicecanciller) o de Achiles Zaluar para comandar la misión en el Vaticano, otro punto estratégico en la relación con el Papá Francisco.

Oportunamente, el fallecido Marco Aurelio García, un mentor de la política exterior de Lula, sostenía que la estrategia del PT es concéntrica, algo que parece seguir. Inicia desde el vínculo con Argentina, para vigorizar el Mercosur (Mercado Común del Sur), formado además por Paraguay y Uruguay. Con ese marco, propicia un esquema de alianzas de nivel UNASUR (Unión de Naciones del Sur) y se proyecta en la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), un espacio que si bien es un Foro para la Integración Regional se presenta como una alternativa a la OEA (Organización de Estados Americanos).

Y la estrategia no se detiene en el continente, se extiende a nivel global, orientando un vínculo con las principales potencias económicas alternativas a Estados Unidos. Así, buscará revigorizar el grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). De hecho, con el gigante asiático tiene un vínculo bilateral clave, con un superávit comercial e inversiones chinas de más de 300 empresas.

A su vez, Brasil retomará las pretensiones de impulsar una reforma de las Naciones Unidas, especialmente por su ambición de obtener un asiento permanente en el Consejo de Seguridad, en representación de América Latina, basado en su tamaño y carácter de una economía pujante.

Esa política exterior no implica antinorteamericanismo, sino multilateralismo. De hecho, Brasil recibió apoyo de Estados Unidos para que el brasileño Ilan Goldfajn ocupe la presidencia del BID, un fuerte guiño de Joe Biden al próximo gobierno de Lula que ya está en marcha.  «

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lunes, 7 de noviembre de 2022

Ahora Lula debe ganarle al bolsonarismo


 

MUNDO

EL NUEVO BRASIL

Ahora Lula debe ganarle al bolsonarismo

Este lunes empiezan a trabajar los equipos de transición, mientras se acallan las protestas golpistas en las calles. Pero el complejo trabajo que enfrentará el futuro gobierno será reconstruir una hegemonía cultural plural e inclusiva que el fascismo quiere evitar a toda costa.

06/11/2022

Foto: Carl De Souza / AFP

Lula Da Silva festeja luego de la victoria de las elecciones de Brasil en segunda vuelta.

El domingo pasado, los tickets de las postas electorales sentenciaron que Luiz Inácio Lula da Silva obtuvo 50,9% del electorado, más de 60 millones de votos, y Jair Messias Bolsonaro el 49,1%, marcando una clara diferencia de apoyos. Contundentemente, Lula le ganó la disputa por la presidencia a un Bolsonaro que se recluyó abatido y que, tras 36 horas de una especie de retiro espiritual, planteó el fin de una era sin aceptar la derrota ni felicitar a su vencedor, dejando abierta a la especulación y tentativa de un golpe de Estado impulsado por un bolsonarismo que no se resigna a aceptar la democracia.

Si bien la diferencia proporcional es infinitesimal, la distancia absoluta es de dos millones de votos, lo que constituye una victoria contundente, tanto que ni el buró bolsonarista, que se reunió para analizar una posible impugnación que revierta lo irreversible, encontró algún vestigio de ilegalidad que evitara consumar el resultado.

Por el contrario, el accionar del bolsonarismo podría haber sido pauta de fraude, si tomamos la guerra de fakenews o el hostigamiento al electorado lulista. El mismo domingo de elección, los bolsonaristas se mostraban exultantes con sus camisetas verdeamerelhas, persiguiendo física y verbalmente a todo aquel sospechoso de lulismo. «Corre peligro tu vida con esa camiseta roja», era la expresión más concreta de un clima de terror y persecución.

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Por eso, el silencio de Bolsonaro y su caprichosa actitud de no reconocer explícitamente a Lula como presidente, le da sustento a la manifestación colérica del poder social que lo apoya. Y cabe sostener que estamos en presencia del neofascismo: no es mera chicana progresista o miedo liberal. Es un movimiento violento y reaccionario que erosiona la democracia. Es una manifestación social del odio al progreso y la inclusión. Así, el bloqueo de rutas por camioneros y la irrupción en las calles de manifestantes pidiendo la intervención federal de las FFAA, es el corolario de ese movimiento intolerante y autoritario, que sólo el poder popular democrático podrá frenar.

Las movilizaciones de esta semana quedarán en una intentona golpista, similar al berrinche de los seguidores de Donald Trump en EE UU, en tanto que la comunidad internacional se mantenga firme en condenar la violencia y sostener la paz y el diálogo democrático. Especialmente si los poderes fácticos que sostienen a Bolsonaro aceptan la sentencia democrática.

En esa línea, luego de mascar bronca, la conclusión más sensata fue la resignación expresada por Hamilton Mourão: se perdió. El mismo vicepresidente militar sostuvo aceptar el «error» de haber permitido la postulación de Lula, dejar de «llorar» y comenzar a trabajar para 2026. El planteo es central: Mourão representa aún un poder fáctico centrado en militares retirados, pero muchos de ellos ocupan cargos de gobierno y representación parlamentaria. Ahora deberán redefinir su rol político de cara a resignarse a un gobierno de Lula.

Camino al Planalto

 Un dato concreto es que Geraldo Alckmin, vicepresidente electo, ya está a cargo de la transición. De esta manera, sostener la democracia en Brasil dependerá de la capacidad  de Lula de propiciar un gobierno de unidad nacional antifascista, lo que será el nudo gordiano a resolver.

La misma inclusión de Gerardo Alckmin como vicepresidente y los acuerdos de apoyo, que fueron desde Fernando Henríque Cardoso hasta Guilherme Boulos, dan pauta de esa apertura del compás para construir un círculo de gobierno capaz de contrapesar una oposición vehemente y desestabilizadora.

Es algo que ya hizo Lula en sus gestiones anteriores. Por ejemplo, en su primer mandato sumó a sus adversarios electorales al gabinete, al mismo Ciro Gomes, que volvió a competir en esta oportunidad, y a Anthony Garotinho, un legendario líder Trabalhista.

Pero el trabajo más complejo será reconstruir una hegemonía cultural plural e inclusiva que el bolsonarismo quiere evitar por la fuerza y que Lula quiere articular con el consenso.  «    

Transición y reformas urgentes

La presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, y el coordinador del programa del Gobierno electo, Aloizio Mercadante, confirmaron que este lunes se iniciará formalmente la transición entre la administración actual y la que asumirá el 1° de enero y definirán una agenda en la que tendrá un espacio central una Propuesta de Reforma Constitucional para aumentar el techo del gasto público para hacer frente a las promesas de campaña.

Hoffmann visitó la «oficina de transición» e informó que si bien recién el lunes Lula definirá su agenda, analizan «todas las posibilidades» para cumplir con promesas de campaña. Se refirió a las negociaciones que llevan con miembros del Congreso para introducir una PEC. Según él, la próxima semana su equipo presentará los detalles esenciales y los valores.

 

Apoyo regional

La visita de Alberto Fernández y el saludo de líderes de todo el continente y el mundo, implican un punto de apoyo y sustentabilidad para el gobierno de Lula, que claramente sacará a Brasil de un obstinado ombliguismo nacionalista para reinstalarlo en un multilateralismo solidario y desarrollista. En ese sentido, ante un escenario global adverso, los lazos regionales serán fundamentales para garantizar la Democracia en la región, evitando experiencias como las de Bolivia, y propiciar una dinámica de crecimiento y desarrollo inclusivo, centrada en fortalecer la integración regional.

                      

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