Por una Reforma Universitaria en Brasil
Año 7. Edición número 308. Domingo 13 de Abril de 2014
Por
Ricardo Romero. Politólogo UBA/Unsam
Arriba: votación. Estudiantes de las universidades federales brasileñas votando su adhesión a la huelga.
El conflicto en una universidad nordestina pone de manifiesto la necesidad de un cambio en la educación superior brasileña.
Durante este jueves 10 de abril también hubo huelgas en Brasil. Las universidades nacionales estuvieron paralizadas por un paro realizado por los profesores y servidores públicos federales que, en todas sus categorías, plantearon una agenda común para la campaña salarial de 2014. En ese marco, quizás una huelga en una pequeña unidad académica nordestina brasileña no debería llamar la atención; sin embargo, allí se suma la lucha que llevan adelante profesores, estudiantes y no-docentes en la Universidad Federal de Campina Grande en el estado de Paraíba. Se oponen a la decisión administrativa de su rector, el Dr. Edilson Amorin, de privatizar el servicio de atención médica del Hospital Universitario con una concesión a la Empresa Brasileña de Servicios Hospitalarios Ebserh. La misma, pone de manifiesto una necesaria reforma universitaria en el sistema de educación superior brasileño, porque si bien fue mucho lo que hizo la gestión petista, pareciera ser poco al nivel de atraso de un área elitizada y excluyente. Y si recordamos que el legendario movimiento cordobés surgió de la protesta estudiantil por la suspensión de residencias, esta protesta podría generar grandes cambios.
El conflicto en Campina Grande. En la UFCG vuelven a parar, porque ya lo hicieron el 3 de abril, en una decisión que fue aprobada por las asambleas generales de profesores (27/03), estudiantes (28/03) y no docentes, que están en huelga desde el día 31/03. La paralización está centrada en la denuncia de la comunidad universitaria al acto que consideran autoritario del rector porque no respetó un rechazo realizado por el pleno del Consejo Universitario en 2012, que por 36 a 4 votos se pronunció contra la adhesión al contrato con la Ebserh. La protesta se agravó cuando el rector dio por terminada una sesión del Consejo Universitario en momentos en que se pedía la votación nominal y los estudiantes decidieron tomar la rectoría.
Bajo presión de la Policía Militar y tras un plenario decidieron desocuparla, pero con la condición de garantizar una nueva sesión al otro día, hecho que no ocurrió y por eso las asambleas de base decidieron paralizar la universidad. Desde ese momento, los estudiantes mantienen un campamento frente al predio de la rectoría de la universidad como forma de protesta. A su vez, el martes pasado, los profesores en asamblea decidieron sumar al paro del jueves, la realización de clases públicas, también frente a la rectoría, con la exhibición de películas y el desarrollo de debates. Añadiéndose así a la decisión del Andes-SN (Sindicato Nacional Docente de Instituciones de Educación Superior) de adherir a la campaña salarial 2014 de los Servidores Públicos Federales, aprobada en su reunión nacional el pasado 29 y 30 de marzo en Brasilia.
En palabras de Luciano Mendoça, representante docente: “Es una decisión colectiva de la comunidad universitaria en pleno, especialmente para rechazar la privatización del Hospital Universitario, porque la decisión del Rector Amorin es dictatorial, unilateral y monocrática, porque avasalla todas las instituciones democráticas de la universidad para hacer la adhesión a una empresa que tiene un rechazo total de la comunidad universitaria”. En tanto que Soraia de Carvalho, una estudiante miembro del Forum de Defensa de la Servicio Único de Salud, comentó a Miradas al Sur: “Esta privatización va a afectar la situación docente, la práctica de los técnicos y las condiciones de trabajo e investigación, y principalmente la atención de los usuarios, porque la salud, al pasar a ser una mercancía marcará quién tiene acceso o no a la misma a través de quién tiene dinero para pagar la atención.
Bajo presión de la Policía Militar y tras un plenario decidieron desocuparla, pero con la condición de garantizar una nueva sesión al otro día, hecho que no ocurrió y por eso las asambleas de base decidieron paralizar la universidad. Desde ese momento, los estudiantes mantienen un campamento frente al predio de la rectoría de la universidad como forma de protesta. A su vez, el martes pasado, los profesores en asamblea decidieron sumar al paro del jueves, la realización de clases públicas, también frente a la rectoría, con la exhibición de películas y el desarrollo de debates. Añadiéndose así a la decisión del Andes-SN (Sindicato Nacional Docente de Instituciones de Educación Superior) de adherir a la campaña salarial 2014 de los Servidores Públicos Federales, aprobada en su reunión nacional el pasado 29 y 30 de marzo en Brasilia.
En palabras de Luciano Mendoça, representante docente: “Es una decisión colectiva de la comunidad universitaria en pleno, especialmente para rechazar la privatización del Hospital Universitario, porque la decisión del Rector Amorin es dictatorial, unilateral y monocrática, porque avasalla todas las instituciones democráticas de la universidad para hacer la adhesión a una empresa que tiene un rechazo total de la comunidad universitaria”. En tanto que Soraia de Carvalho, una estudiante miembro del Forum de Defensa de la Servicio Único de Salud, comentó a Miradas al Sur: “Esta privatización va a afectar la situación docente, la práctica de los técnicos y las condiciones de trabajo e investigación, y principalmente la atención de los usuarios, porque la salud, al pasar a ser una mercancía marcará quién tiene acceso o no a la misma a través de quién tiene dinero para pagar la atención.
Un argentino en Campina Grande. En el cuerpo de profesores de la UFCG se encuentra el politólogo argentino Gonzalo Rojas, con quien Miradas al Sur también pudo conversar sobre la huelga y el conflicto en esa universidad. Al respecto planteó: “Este paro tiene una doble agenda, una nacional y otra local. En el plano nacional, sigue la campaña salarial 2014 de los servidores públicos federales de todas las categorías de Brasil que acordaron una agenda común, que impulsa una política de recomposición del salario respecto a la inflación; contra cualquier reforma que retire derechos de los trabajadores; el retiro de los decretos contrarios a los intereses de los servidores públicos; paridad entre activos, jubilados y pensionados; ajustes de beneficios y anticipación para 2014 de los reajustes de 2015”. A su vez, Rojas aclaró que: “También se incorporan las condiciones de trabajo, pero que eso se suma a la discusión de nivel local, porque son temas que se presentan a las rectorías para su resolución. En tanto que en la UFCG tenemos una cuestión más, y es que el rector adhirió de forma autoritaria al convenio con la Ebserh, por eso realizamos una paralización de actividades el 3 de abril pasado y ahora volvemos a parar junto a todo Brasil en el día en que el gobierno nos recibe en el Ministerio de Educación”.
Sobre qué implica la adhesión al Ebserh, Rojas comentó: “Es la propuesta del gobierno de Dilma Rousseff de privatizar hospitales universitarios, no de forma tradicional, sino a través de una Empresa. Nuestra posición como docentes es la del Frente Nacional contra la Privatización de la Salud, que manifiesta su posición contra la implementación de la Empresa Brasileña de Servicios Hospitalarios en los hospitales universitarios y en cualquier otro hospital escuela del país”. Referente a qué implica, amplió: “Su implementación va en contra del carácter público de los Hospitales Universitarios; además avanza sobre la autonomía universitaria garantizada en el artículo 207 de la Constitución de 1988. Por otra parte, pone en riesgo la independencia de las investigaciones que allí se realizan junto con el deterioro de las condiciones de trabajo al acabar con el concurso público. A su vez, perjudicará a la población usuaria de los servicios asistenciales prestados por los Hospitales escuela, colocando en riesgo de dilapidación los bienes públicos de la Unión al transferirlos a una empresa”.
Durante las jornadas de paro de este jueves, se realizaron distintas actividades complementarias de protesta, entre ellas, clases públicas, de las cuales una estuvo a cargo de Rojas. Sobre los temas abordados comentó: “Como parte de la agenda realizamos estas charlas abiertas, donde tomé como eje la lucha de los trabajadores en la Argentina, haciendo énfasis en la campaña internacional por la absolución de los petroleros de Las Heras, retomando la adhesión de Andes, realizada en su último congreso y donde pedimos la absolución de los trabajadores”.
Como perspectiva del conflicto, Rojas concluyó: “Creo que el conflicto deja como conclusión que tenemos que luchar en forma unitaria, desde una perspectiva de clase, autónoma de los gobiernos, de los patrones y del Estado, por nuestras propias reivindicaciones. De nuestra conciencia y organización dependerán las posibilidades de cambio. De hecho, las encuestas empiezan a dar ciertas señales de estancamiento en la popularidad del gobierno y la inflación está volviendo, depende de lo que podamos construir como relaciones de fuerzas y la evaluación de coyuntura que haga el gobierno será el resultado final de esta lucha”.
Sobre qué implica la adhesión al Ebserh, Rojas comentó: “Es la propuesta del gobierno de Dilma Rousseff de privatizar hospitales universitarios, no de forma tradicional, sino a través de una Empresa. Nuestra posición como docentes es la del Frente Nacional contra la Privatización de la Salud, que manifiesta su posición contra la implementación de la Empresa Brasileña de Servicios Hospitalarios en los hospitales universitarios y en cualquier otro hospital escuela del país”. Referente a qué implica, amplió: “Su implementación va en contra del carácter público de los Hospitales Universitarios; además avanza sobre la autonomía universitaria garantizada en el artículo 207 de la Constitución de 1988. Por otra parte, pone en riesgo la independencia de las investigaciones que allí se realizan junto con el deterioro de las condiciones de trabajo al acabar con el concurso público. A su vez, perjudicará a la población usuaria de los servicios asistenciales prestados por los Hospitales escuela, colocando en riesgo de dilapidación los bienes públicos de la Unión al transferirlos a una empresa”.
Durante las jornadas de paro de este jueves, se realizaron distintas actividades complementarias de protesta, entre ellas, clases públicas, de las cuales una estuvo a cargo de Rojas. Sobre los temas abordados comentó: “Como parte de la agenda realizamos estas charlas abiertas, donde tomé como eje la lucha de los trabajadores en la Argentina, haciendo énfasis en la campaña internacional por la absolución de los petroleros de Las Heras, retomando la adhesión de Andes, realizada en su último congreso y donde pedimos la absolución de los trabajadores”.
Como perspectiva del conflicto, Rojas concluyó: “Creo que el conflicto deja como conclusión que tenemos que luchar en forma unitaria, desde una perspectiva de clase, autónoma de los gobiernos, de los patrones y del Estado, por nuestras propias reivindicaciones. De nuestra conciencia y organización dependerán las posibilidades de cambio. De hecho, las encuestas empiezan a dar ciertas señales de estancamiento en la popularidad del gobierno y la inflación está volviendo, depende de lo que podamos construir como relaciones de fuerzas y la evaluación de coyuntura que haga el gobierno será el resultado final de esta lucha”.
Desarrollo tardío de la Universidad. Es que Brasil tuvo un desarrollo tardío de su sistema universitario. La colonización portuguesa no creó universidades, a diferencia de la española que había instaurado cuatro, en tanto que en la república conservadora tampoco avanzó en ese sentido, creó sólo una en 1920, la Universidad Federal de Río de Janeiro, y durante el varguismo sólo se federalizaría en 1934 la de Río Grande do Sul y se crearían dos, la Universidad de San Pablo, en 1934, y del Distrito Federal, en 1935. Recién con la impronta industrializadora del desarrollismo se prosperaría un poco en el área con una veintena de nuevas casas de estudio, alcanzándose unas 23 universidades federales al comienzo de la dictadura militar en 1964. Durante el interregno autoritario se crearían 12 universidades más. En tanto que durante el gobierno de Sarney se sumarían tres y en gestión de Fernando Henrique Cardoso sólo dos. En tanto que el gobierno petista avanzaría con la creación de 14 nuevas casas de estudio a partir del 2002.
Esta situación marcó que un sistema fundamentalmente excluyente y elitista en los noventa entre en crisis con el baby boom que generó el “milagro económico” del ’68, porque impulsó la demanda de educación media y superior. Así, proliferó en Brasil un complejo mar de instituciones de enseñanza superior con distintas características entre universidades públicas de carácter federal, estadual y municipal y establecimientos privados de gestión particular, comunitaria, religiosa o filantrópica). Aún así, la matrícula universitaria a principios de siglo no superaba los dos millones y medio de estudiantes universitarios, la misma cantidad que Argentina pero con una población cinco veces mayor.
Desde 2002, bajo la gestió de Ignacio Lula Da Silva, el sistema universitario en Brasil sufrió una profunda transformación. De esa fecha hasta 2011, el presupuesto nacional subió del 2,5% al 5,2% del PBI de ese país, pasando de R$ 20 mil M a R$ 70 mil M en ocho años. Además de las 14 universidades federales creadas, se implementó un programa de becas, el Pro-UNI, que benefició a más de un millón de estudiantes de bajos recursos, junto a planes de financiamiento para las matrículas universitarias en instituciones privadas.
Así, la demanda de ingreso se duplicó de 2001 a 2010, pasando de un millón a dos. Misma situación sufrió la matrícula, que pasó de tres millones a casi siete en 2011, superando el umbral del 15% de tasa de escolaridad universitaria (estudiantes universitarios jóvenes de 18 a 24 años), que indica el proceso de masificación del nivel, según los especialistas. A su vez, el gobierno aplicó una política de cuotas a mujeres, afrodescendientes y pobres que abrió la elitizada composición de los estudiantes de la matrícula pública e incluso datos recientes muestran que los que ingresaron por esa vía tienen mejor rendimiento que los que lo hicieron por selección de ingreso, poniendo en discusión la efectividad del examen excluyente.
Esta situación marcó que un sistema fundamentalmente excluyente y elitista en los noventa entre en crisis con el baby boom que generó el “milagro económico” del ’68, porque impulsó la demanda de educación media y superior. Así, proliferó en Brasil un complejo mar de instituciones de enseñanza superior con distintas características entre universidades públicas de carácter federal, estadual y municipal y establecimientos privados de gestión particular, comunitaria, religiosa o filantrópica). Aún así, la matrícula universitaria a principios de siglo no superaba los dos millones y medio de estudiantes universitarios, la misma cantidad que Argentina pero con una población cinco veces mayor.
Desde 2002, bajo la gestió de Ignacio Lula Da Silva, el sistema universitario en Brasil sufrió una profunda transformación. De esa fecha hasta 2011, el presupuesto nacional subió del 2,5% al 5,2% del PBI de ese país, pasando de R$ 20 mil M a R$ 70 mil M en ocho años. Además de las 14 universidades federales creadas, se implementó un programa de becas, el Pro-UNI, que benefició a más de un millón de estudiantes de bajos recursos, junto a planes de financiamiento para las matrículas universitarias en instituciones privadas.
Así, la demanda de ingreso se duplicó de 2001 a 2010, pasando de un millón a dos. Misma situación sufrió la matrícula, que pasó de tres millones a casi siete en 2011, superando el umbral del 15% de tasa de escolaridad universitaria (estudiantes universitarios jóvenes de 18 a 24 años), que indica el proceso de masificación del nivel, según los especialistas. A su vez, el gobierno aplicó una política de cuotas a mujeres, afrodescendientes y pobres que abrió la elitizada composición de los estudiantes de la matrícula pública e incluso datos recientes muestran que los que ingresaron por esa vía tienen mejor rendimiento que los que lo hicieron por selección de ingreso, poniendo en discusión la efectividad del examen excluyente.
Desafíos. Es claro que la estructura elitista de la educación superior se transformó en un esquema educativo que se abre e incluye. Y si bien los sueños de Paulo Freire, que propiciaba una educación para el pueblo, y de Darcy Ribeiro, ex ministro de Joao Goulart, presidente derrocado en 1964, y que trabajó denodadamente para ampliar las universidades en Brasil, parecieran tomar cuerpo, lo cierto es que el conflicto de la UFCG marca una crítica a la presencia privada en el sistema de educación superior brasileño. Porque en la actualidad cuenta con 284 universidades públicas (federales, estaduales y municipales) frente a 2.081 instituciones privadas, tal como lo señala el Censo de Educación Superior. Lo que implica que hay 1.595.391 estudiantes en las universidades públicas contra el predominio del sector privado con 4.151.371 cursantes. Por eso, este tema es un punto de agenda que tendrá que enfrentar la gestión de Dilma Rousseff, especialmente sobre una tendencia que interpela la presencia privada en la educación pública y reclama un cambio en el acceso y forma de la educación superior, para que las Universidades brasileñas se sumen a la tradición reformista de sus pares latinoamericanos.
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