http://sur.infonews.com/nota/9894/mas-alla-de-nordestinos-y-bandeirantes
31 de Octubre de 2014
Elecciones en Brasil
Más allá de nordestinos y bandeirantes
Foto: Ricardo Romero
El equipo de campaña tuvo tres semanas de intenso trabajo, y si bien el viernes 24 estuvieron un poco relajados, porque tanto las encuestas de Ibope como Data Folha así como su testeo de traking colocaban a la actual mandataria arriba por 6 puntos sobre el tucano. Sin embargo, recién pudieron relajarse cuando los pos-net dispuestos para sufragar a lo largo de Brasil imprimieron las actas electrónicas que sentenciaron la victoria de Dilma Rousseff. El domingo pasado, con 54,5 millones de votos, la mandataria derrotó a Aêcio Neves, quien obtuvo poco más de 51 millones, de los 105,5 millones de sufragios válidos. Fueron 112 millones de brasileños que concurrieron a las urnas digitales, si se les suman los 5,2 millones de nulos y otros 1,9 millones en blanco.
Más allá de que la diferencia fue de una distancia nada despreciable de 3,5 millones de apoyos, inmediatamente los medios marcaron a esta contienda como una de las elecciones más reñidas en la historia de los balotajes en Brasil, mecanismo implementado con la Constitución de 1988 y aplicado por primera vez al año siguiente, quedando por debajo de la diferencia de 4 millones que sacó Collor de Mello derrotó cuando derrotó a Luiz Inácio Lula da Silva en 1989.
Es la sexta vez que un candidato del Partido de los Trabajadores enfrenta a uno del Partido de la Social Democracia Brasileña. Dos veces el postulante petista, Lula, fue derrotado por un tucano en primera vuelta, en ambas ocasiones por Fernando Henrique Cardoso (55,22% a 39,7% en 1994 y 53,06% a 31,71% en 1998). En tanto que las últimas cuatro elecciones fueron ganadas por el PT en segunda vuelta, dos veces con Lula (en 2002 con 61,27% a José Serra con el 37,72% y en 2006 con 60,83% a Geraldo Alckmin 39,17%) y dos elecciones con Dilma Rousseff (en 2010 con el 56,05% a José Serra con el 43,95% y este año con el 51,64% a Aêcio Neves con el 48,36%). Así, este clásico político concluye con una tetravictoria y consolida al petismo por más de tres lustros en el gobierno.
Más allá de que la diferencia fue de una distancia nada despreciable de 3,5 millones de apoyos, inmediatamente los medios marcaron a esta contienda como una de las elecciones más reñidas en la historia de los balotajes en Brasil, mecanismo implementado con la Constitución de 1988 y aplicado por primera vez al año siguiente, quedando por debajo de la diferencia de 4 millones que sacó Collor de Mello derrotó cuando derrotó a Luiz Inácio Lula da Silva en 1989.
Es la sexta vez que un candidato del Partido de los Trabajadores enfrenta a uno del Partido de la Social Democracia Brasileña. Dos veces el postulante petista, Lula, fue derrotado por un tucano en primera vuelta, en ambas ocasiones por Fernando Henrique Cardoso (55,22% a 39,7% en 1994 y 53,06% a 31,71% en 1998). En tanto que las últimas cuatro elecciones fueron ganadas por el PT en segunda vuelta, dos veces con Lula (en 2002 con 61,27% a José Serra con el 37,72% y en 2006 con 60,83% a Geraldo Alckmin 39,17%) y dos elecciones con Dilma Rousseff (en 2010 con el 56,05% a José Serra con el 43,95% y este año con el 51,64% a Aêcio Neves con el 48,36%). Así, este clásico político concluye con una tetravictoria y consolida al petismo por más de tres lustros en el gobierno.
Nordestinos vs. Bandeirantes. Apresuradamente, analistas y medios de comunicación salieron a sostener que la presidenta ganó gracias al asistencialismo hacia los sectores populares, especialmente localizados en el nordeste del país. Incluso, esta situación desató la furia de los sectores medio-altos de San Pablo, expresado fuertemente en las redes sociales. Podemos tomar como ejemplo a la modelo Loris Kraemerh, de 22 años, que quemó su documento electoral por la victoria de Dilma Rousseff. La rubia subió en su cuenta de Instagram un video donde le prende fuego a la cédula. Y su indignación no terminó allí, publicó en su cuenta de Facebook para sus 7.267 seguidores: “Para bien de los electores del Nordeste que votan al PT y después van a San Pablo gobernado por el PSDB atrás de una vida mejor”.
Pero si bien es un dato insoslayable que con los votos del nordeste brasileño Dilma Rousseff pudo compensar la diferencia que logró Aêcio Neves, porque el tucano sacó una diferencia de 6.807.906 de votos en el Estado de San Pablo; 1.115.271 en Santa Catarina; y en Paraná 1.356.285; la petista logró contraponerlo con su performance de más del 70% en cinco Estados, donde obtuvo ventajas de 2.907.306 en Bahía; 2.455.129 en Ceará; 1.978.899 en Pernambuco; 1.808.245 en Maranhão, y 1.001.212 en Piauí, lo cierto es que cabe hacer un análisis más profundo de la situación.
Porque cabe destacar que Dilma Rousseff sumó más votos en la región sur y sudeste, unos 26,7 millones, que en la región del nordeste y norte, donde alcanzó 24,8 millones. A su vez, resulta inapropiado sostener que el PT es mero voto de las zonas pobres del Brasil, porque obtuvo 8.488.383 en San Pablo; 5.979.422 en Minas Gerais; 4.488.183 en Río de Janeiro; 911.906 en Espíritu Santo; 2.408.740 en Paraná; 1.353.808 en Santa Catarina y 2.997.360 en Rio Grande do Sul, los Estados más industrializados del país.
Otro argumento es que Dilma Rousseff ganó con el asistencialismo del Programa Bolsa Familia y apresuradamente provocó el exabrupto de Eleika Bezerra Guerreiro, concejala de Natal en Rio Grande do Norte por el PSDC (Partido Social Demócrata Cristiano), que pintó de rojo el norte y el nordeste afirmando que es una nueva Cuba y de azul el sur y sudeste porque representa el verdadero Brasil. Y su nazismo no se detuvo allí, porque propuso implosionar a Minas Gerais para que sea un lago de contención entre ambas regiones. Algo no muy alejado del planteo de Aêcio Neves, cuando en el último debate sostuvo que Dilma Rousseff quería convertir al país en una Argentina o una Venezuela.
Es que estas afirmaciones se sostienen en estudios como el realizado por un equipo de periodismo de investigación de la Red Globo, que efectuó un testeo de correlación entre la votación de la presidenta y la proporción de familias que reciben la asignación en los más de 5 mil municipios y, como se esperaba, existe una correspondencia entre el nivel de votación y la proporción de beneficiarios del programa federal. Más allá de eso, este planteo esconde un detalle, y es que la petista logró vencer las elecciones con más votos fuera de la región del nordeste y también puede afirmarse que lo hace independientemente de esa política.
Por eso, conjeturar que la preferencia por Dilma Rousseff creció en concordancia con las ciudades beneficiadas por las cuotas del beneficio, tienen una base monocausal que no consideran otros factores que pueden influir en la decisión individual de los electores, porque se tomó como referencia el comportamiento en los municipios. A su vez, no toman otras variables que pueden distorsionar o converger el análisis, como nivel de desarrollo, densidad de población, referencias partidarias locales, etc.
A su vez, siguiendo los mismos datos publicados en el blog de este equipo de investigación (http://oglobo.globo.com/blogs/base-dados/) los votos provenientes del Bolsa Familia no alcanzan para que Dilma Rousseff gane las elecciones. Incluso al ver la correlación entre el primer y el segundo turno, se puede observar que no hubo correspondencia entre el crecimiento de votos de la candidata petista y la geolocalización de los planes sociales, lo que muestra que no hubo asociación entre la victoria de la mandataria y esta política social.
Es más, en los mapas divulgados en el blog, se presenta que la presidenta mantuvo su nivel de preferencia en las ciudades de mayor proporcionalidad de asignación del programa, en tanto que sumó votos decisivos en ciudades como Minas Gerais, Río de Janeiro o mismo San Pablo, donde no tienen altos porcentajes de beneficiarios, lo que muestra la independencia de la victoria respecto a esta programa de gobierno.
Inclusive, la columnista de Folha de San Pablo Mônica Bergamo sostuvo que: “El mapa de la victoria de Dilma Rousseff sobre Aêcio Neves en Minas Gerais desarma la tesis de que regiones más ricas votan al PSDB y las más pobres al PT. En tanto que el tucano ganó en Belo Horizonte y en el sur de Minas, la petista venció en el próspero Triângulo Mineiro y en ciudades medias importantes, como Juiz de Foro, así como en regiones más carentes del Estado, como el Valle de Jequitinhonha”. Es más, un dato que preocupó al PT es que perdió votos en zonas periféricas de San Pablo, como en Cohab José Bonifacio, Itaquera, São Miguel Paulista, Capão Redondo, Campo Limpo, Brasilândia y en otros barrios donde estaban acostumbrados a ganarles a los tucanos con holgura.
En definitiva, de los 15 Estados en que ganó Dilma Rousseff, en 11 lo hizo con más del 60%, en tanto que Aêcio Neves sólo en 5 distritos logró superar esa marca de los 12 que conquistó. Y como nadie es profeta en su tierra, resulta interesante ver que la petista pierde en Rio Grande Do Sul, donde actualmente reside, aunque gana en Pernambuco, ciudad donde nació y de la que era oriundo Eduardo Campos; en tanto que el tucano pierde Minas Gerais, de donde fue gobernador.
Pero si bien es un dato insoslayable que con los votos del nordeste brasileño Dilma Rousseff pudo compensar la diferencia que logró Aêcio Neves, porque el tucano sacó una diferencia de 6.807.906 de votos en el Estado de San Pablo; 1.115.271 en Santa Catarina; y en Paraná 1.356.285; la petista logró contraponerlo con su performance de más del 70% en cinco Estados, donde obtuvo ventajas de 2.907.306 en Bahía; 2.455.129 en Ceará; 1.978.899 en Pernambuco; 1.808.245 en Maranhão, y 1.001.212 en Piauí, lo cierto es que cabe hacer un análisis más profundo de la situación.
Porque cabe destacar que Dilma Rousseff sumó más votos en la región sur y sudeste, unos 26,7 millones, que en la región del nordeste y norte, donde alcanzó 24,8 millones. A su vez, resulta inapropiado sostener que el PT es mero voto de las zonas pobres del Brasil, porque obtuvo 8.488.383 en San Pablo; 5.979.422 en Minas Gerais; 4.488.183 en Río de Janeiro; 911.906 en Espíritu Santo; 2.408.740 en Paraná; 1.353.808 en Santa Catarina y 2.997.360 en Rio Grande do Sul, los Estados más industrializados del país.
Otro argumento es que Dilma Rousseff ganó con el asistencialismo del Programa Bolsa Familia y apresuradamente provocó el exabrupto de Eleika Bezerra Guerreiro, concejala de Natal en Rio Grande do Norte por el PSDC (Partido Social Demócrata Cristiano), que pintó de rojo el norte y el nordeste afirmando que es una nueva Cuba y de azul el sur y sudeste porque representa el verdadero Brasil. Y su nazismo no se detuvo allí, porque propuso implosionar a Minas Gerais para que sea un lago de contención entre ambas regiones. Algo no muy alejado del planteo de Aêcio Neves, cuando en el último debate sostuvo que Dilma Rousseff quería convertir al país en una Argentina o una Venezuela.
Es que estas afirmaciones se sostienen en estudios como el realizado por un equipo de periodismo de investigación de la Red Globo, que efectuó un testeo de correlación entre la votación de la presidenta y la proporción de familias que reciben la asignación en los más de 5 mil municipios y, como se esperaba, existe una correspondencia entre el nivel de votación y la proporción de beneficiarios del programa federal. Más allá de eso, este planteo esconde un detalle, y es que la petista logró vencer las elecciones con más votos fuera de la región del nordeste y también puede afirmarse que lo hace independientemente de esa política.
Por eso, conjeturar que la preferencia por Dilma Rousseff creció en concordancia con las ciudades beneficiadas por las cuotas del beneficio, tienen una base monocausal que no consideran otros factores que pueden influir en la decisión individual de los electores, porque se tomó como referencia el comportamiento en los municipios. A su vez, no toman otras variables que pueden distorsionar o converger el análisis, como nivel de desarrollo, densidad de población, referencias partidarias locales, etc.
A su vez, siguiendo los mismos datos publicados en el blog de este equipo de investigación (http://oglobo.globo.com/blogs/base-dados/) los votos provenientes del Bolsa Familia no alcanzan para que Dilma Rousseff gane las elecciones. Incluso al ver la correlación entre el primer y el segundo turno, se puede observar que no hubo correspondencia entre el crecimiento de votos de la candidata petista y la geolocalización de los planes sociales, lo que muestra que no hubo asociación entre la victoria de la mandataria y esta política social.
Es más, en los mapas divulgados en el blog, se presenta que la presidenta mantuvo su nivel de preferencia en las ciudades de mayor proporcionalidad de asignación del programa, en tanto que sumó votos decisivos en ciudades como Minas Gerais, Río de Janeiro o mismo San Pablo, donde no tienen altos porcentajes de beneficiarios, lo que muestra la independencia de la victoria respecto a esta programa de gobierno.
Inclusive, la columnista de Folha de San Pablo Mônica Bergamo sostuvo que: “El mapa de la victoria de Dilma Rousseff sobre Aêcio Neves en Minas Gerais desarma la tesis de que regiones más ricas votan al PSDB y las más pobres al PT. En tanto que el tucano ganó en Belo Horizonte y en el sur de Minas, la petista venció en el próspero Triângulo Mineiro y en ciudades medias importantes, como Juiz de Foro, así como en regiones más carentes del Estado, como el Valle de Jequitinhonha”. Es más, un dato que preocupó al PT es que perdió votos en zonas periféricas de San Pablo, como en Cohab José Bonifacio, Itaquera, São Miguel Paulista, Capão Redondo, Campo Limpo, Brasilândia y en otros barrios donde estaban acostumbrados a ganarles a los tucanos con holgura.
En definitiva, de los 15 Estados en que ganó Dilma Rousseff, en 11 lo hizo con más del 60%, en tanto que Aêcio Neves sólo en 5 distritos logró superar esa marca de los 12 que conquistó. Y como nadie es profeta en su tierra, resulta interesante ver que la petista pierde en Rio Grande Do Sul, donde actualmente reside, aunque gana en Pernambuco, ciudad donde nació y de la que era oriundo Eduardo Campos; en tanto que el tucano pierde Minas Gerais, de donde fue gobernador.
Un debate más profundo. Pero éste no es un mero clásico entre dos partidos, sino que implica la confrontación de dos proyectos de país. En San Pablo,Miradas al Sur pudo conversar con Félix Ruiz Sánchez, quien es profesor de la PUC-SP y asesor del gobierno de Fernando Haddad en el municipio, y que fuera coordinador del Presupuesto Participativo en la gestión de Marta Suplicy y miembro del gabinete de Fernando Lugo en Paraguay. Según el especialista: “Esta elección permitió establecer un debate de fondo entre el PT y el PSDB, donde se expresaron diferencias claras de programa. Además, obligó al petismo a salir de la inercia de gestión y restablecer vínculos con la sociedad. Su desafío es reencontrar propuestas de cambio, no en el sentido conservador de Neves, sino en la propuesta original del PT”.
En el mismo sentido, Leonardo Boff en una columna de Brasil de Fato referida a comprender la victoria de Dilma Rousseff, sostuvo que “la cuestión de fondo de nuestro país está siendo ecualizada: garantizar a todos, más principalmente a los pobres, el acceso a los bienes de la vida, para superar la espantosa desigualdad y crear mediante la educación oportunidades a los pequeños para que puedan crecer, se desarrollen y se humanicen como ciudadanos activos”. A su vez, agrega: “Este proyecto despertó el sentido de la soberanía de Brasil, lo proyectó en el escenario mundial como una posición independiente, cobrando un nuevo orden mundial, en el cual la humanidad se descubre como humanidad, habitando la misma Casa Común” (Brasil de Fato, 28/10/2014).
Más duro es el politólogo argentino Gonzalo Rojas, radicado en Paraíba y profesor de la Universidad de Campina Grande, quien consultado por Miradas al Sur sostuvo: “Es un triunfo pírrico de Dilma frente a la incomprensión de la importancia de las jornadas de junio de 2013, las huelgas del primer semestre, que superaron las direcciones y las señales a los mercados. Porque los que ayer eran llamados nazis, hoy son convocados al diálogo. Si bien triunfó el PT, la crisis de su proyecto es innegable”.
Desde otro aspecto, y en referencia a las movilizaciones del año pasado, la izquierda trotskista tomó posición fuerte contra el tucano, porque la candidata Luciana Genro sostuvo que “recomendamos a los electores del PSOL (Partido Socialismo y Libertad) que no voten por Aécio Neves en el segundo turno de las elecciones presidenciales”, alegando que “la criminalización de las movilizaciones populares y de los pobres emprendida por los gobiernos tucanos, en especial el de Geraldo Alckmin, nos coloca en oposición frontal al proyecto del PSDB”.
En el mismo sentido, Leonardo Boff en una columna de Brasil de Fato referida a comprender la victoria de Dilma Rousseff, sostuvo que “la cuestión de fondo de nuestro país está siendo ecualizada: garantizar a todos, más principalmente a los pobres, el acceso a los bienes de la vida, para superar la espantosa desigualdad y crear mediante la educación oportunidades a los pequeños para que puedan crecer, se desarrollen y se humanicen como ciudadanos activos”. A su vez, agrega: “Este proyecto despertó el sentido de la soberanía de Brasil, lo proyectó en el escenario mundial como una posición independiente, cobrando un nuevo orden mundial, en el cual la humanidad se descubre como humanidad, habitando la misma Casa Común” (Brasil de Fato, 28/10/2014).
Más duro es el politólogo argentino Gonzalo Rojas, radicado en Paraíba y profesor de la Universidad de Campina Grande, quien consultado por Miradas al Sur sostuvo: “Es un triunfo pírrico de Dilma frente a la incomprensión de la importancia de las jornadas de junio de 2013, las huelgas del primer semestre, que superaron las direcciones y las señales a los mercados. Porque los que ayer eran llamados nazis, hoy son convocados al diálogo. Si bien triunfó el PT, la crisis de su proyecto es innegable”.
Desde otro aspecto, y en referencia a las movilizaciones del año pasado, la izquierda trotskista tomó posición fuerte contra el tucano, porque la candidata Luciana Genro sostuvo que “recomendamos a los electores del PSOL (Partido Socialismo y Libertad) que no voten por Aécio Neves en el segundo turno de las elecciones presidenciales”, alegando que “la criminalización de las movilizaciones populares y de los pobres emprendida por los gobiernos tucanos, en especial el de Geraldo Alckmin, nos coloca en oposición frontal al proyecto del PSDB”.
Nuevo tablero político. Disputada la partida, cabe señalar que el escenario deja a un tercero en discordia, que es el Partido Democrático Brasileño, hoy aliado del PT, que lo acompaña con Michel Temar desde la vicepresidencia, y que es el partido con más gobernadores, conduciendo siete Estados con un electorado de 28,7 millones de personas. En tanto que el PT, solo lo hace en cinco, aunque con un padrón de 34,6 millones de sufragantes. Por su parte, el PSDB es el principal partido de oposición, contando también con cinco gobernaciones, con un padrón de 51,2 millones de registrados para votar. En tanto que vuelve a tener 15 Estados gobernados por la coalición y dos neutros cercanos al gobierno nacional.
A su vez, el PMDB tendrá un rol estratégico en el Parlamento, porque cuenta con la principal bancada en el Senado, con 19 miembros y es la segunda en Diputados, con 66 bancas. Lo que condicionará al PT, que si bien es la primera fuerza en la Cámara baja, con 70 diputados, en el Senado es segundo con 13 integrantes. Esta situación es un dato importante, porque si bien el PSDB tiene tan sólo 54 diputados y 10 senadores, puede sumar el apoyo de los pemedebistas y bloquear iniciativas del petismo, tal como ya sucedió esta semana, donde juntos lograron rechazar un decreto presidencial sobre participación popular.
Así será toda la gestión, porque el PT redujo su bancada de 88 a 70 diputados y la base aliada pasó de 339 a 304, lo que le dificulta mantener una mayoría ante el compacto bloque actual de 201 representantes de la oposición. Más allá de que en el Senado el PT mantiene su grupo de aliados de 52 miembros. Pero lo más complicado es que la composición del Parlamento es más conservadora, donde pesan los bloques de diputados evangélicos, opositores al casamiento igualitario o al aborto; o ruralistas, que se enfrentan a planteos ambientalistas o de los pueblos originarios; y sectores que impulsan la “mano dura” frente a temas de inseguridad. Por lo que será todo un desafío para Dilma Rousseff seguir avanzando en temas de derechos con un Parlamento refractario.
Cabe mencionar que en su discurso de victoria, además de prometer diálogo, sostuvo como principal objetivo de su próximo mandato el de avanzar con la Reforma Política, para la cual se comprometió a convocar a una Consulta Popular, planteo que cambió la cara de Michel Temer, quien estuvo detrás de Dilma Rousseff, especialmente porque las posibles modificaciones afectan intereses específicos de un partido que mantiene un peso electoral mediante a las actuales reglas de juego.
Por otra parte, los medios concentrados siguen presionando a Dilma Rousseff por cambios pro mercado, tal como lo hace un director de Folha de San Pablo, Igor Gielow, quien sostiene que si bien la presidenta venció, ahora tiene que enfrentar un tercer turno, centrándose en la situación económica del país, vaticinando turbulencias como una devaluación fuerte del real (Folha de San Pablo, 27/10/2014). Pero si bien es cierto que el último año la economía brasileña no lograr retomar su crecimiento, teniendo la actual gestión la media más baja, con 1,63%, frente al 4% anual de Lula (2003-2010) o el 2,25% de Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), también cabe mencionar que presenta un índice inflacionario bastante bajo, 6,7% anual, y un nivel de pleno empleo, con una tasa que ronda el 5%.
En Río de Janeiro, Miradas al Sur pudo conversar con el economista Eduardo Crespo, quien es profesor de la Universidad Federal de esa ciudad, quien comentaba: “Es claro que la gente quiere un cambio, aunque no es la propuesta neoclásica de Aêcio Neves, que según todos los manuales de Economía que leí implica recesión. Es más, creo que la prudencia monetarista del PT casi le hace perder la elección. No entiendo por qué con 400 mil millones mantiene una férrea disciplina monetaria”. Lo cierto, es que Dilma Rousseff sostendría esa línea, algo que anunció en su discurso, donde reivindico la disciplina fiscal y monetaria de su gobierno.
Aunque también cabe señalar que esta política inclusiva tuvo efecto negativo sobre la base electoral del PT, porque fue una gran porción de sectores medios emergentes la que manifestó su intención de votar a Aêcio Neves, tal como lo analizó una consultora vinculada al petismo de San Pablo. Invitado por la misma,Miradas al Sur participó, como observador desde la cámara Gesell o sala de espejos, en la realización del estudio de grupos focalizados, especialmente uno de clase C2 (media-media) que votó a Dilma Rousseff en 2010 y lo hizo por el tucano en la primera vuelta. Ante la pregunta de ¿por qué lo hicieron?, respondieron sistemáticamente que querían un cambio. Sin embargo, quedaron sin respuesta ante la consulta sobre ¿qué cambios propone Aêcio Neves?
Profundizando el análisis, los participantes intercambiaron situaciones de vida, donde comentaban sus ascensos sociales. Lo sorprendente fue cómo su cambio social afectó su visión política. Una enfermera, que logró graduarse gracias al Pronatec, un programa de formación técnica del gobierno nacional, comentó que en el hospital los médicos amenazan con sacarle el saludo si votaba a Dilma Rousseff, en tanto que en su casa, la que lo hace es su suegra si volviese a hacerlo por Aêcio Neves, recordándole que con el gobierno del PT ella tuvo acceso al auto y a su vivienda. El ascenso social lo reflejó otra participante, quien sostuvo que antes del gobierno petista sólo podía comer menudos, y ahora puede comprarse ¡el pollo entero! También fue interesante el relato de una empleada doméstica, quien sostuvo que su empleadora ahora se enoja porque ella puede ir a la peluquería, comprar la misma ropa e incluso ¡comer kiwi!
Quizás aquí esté una parte de la victoria de Dilma Rousseff, porque sus spots trabajaron en mostrar que ella y Lula lograron impulsar ese cambio y que sus propuestas pueden seguir transformando Brasil. En tanto que los mensajes de Aêcio Neves eran meras acusaciones y estaba vacío de propuestas, como señalaron los participantes, quienes sostuvieron en su mayoría que iban a repensar su voto. Tal como señaló en Porto Alegre Raúl Pont a Miradas al Sur, parte de las adecuaciones del discurso en la estrategia de campaña frente a los programas televisivos fue la de buscar uno más asequible por la ciudadanía. Según el dirigente, “el discurso de la primera vuelta estuvo muy centrado en números, que muestran las conquistas, que son buenas, pero necesitamos que la gente relacione esto con la gestión del gobierno. Por eso, durante la segunda vuelta se buscó un lenguaje más coloquial en la presentación del programa”.
Si bien entre los desafíos de Dilma Rousseff estará encontrar políticas que seduzcan a esta nueva clase media, un problema más importante será pensar su relevo. Porque los tucanos salen con dos figuras importantes, el mismo Aêcio Neves, que devolvió al PSDB las aspiraciones de ser partido de gobierno, y Geraldo Alckmin, quien obtuvo más de 15 millones de votos en San Pablo. En tanto que inmediatamente el PT salió a colocar la figura de Lula para el 2018, frente al vacío de referentes que pudiesen aspirar a liderar el Planalto, más allá de que alguno de los gobernadores, como Jaques Wagner o Fernando Pimentel, o incluso figuras como Aloizio Mercadante, actual jefe de la Casa Civil, podrían tener el perfil para postularse. Pero el dato más relevante es que el PMDB también aspirará a colocar candidatos para la sucesión, siendo el principal aliado y clave para la gobernabilidad y victoria electoral, dejando un futuro bien incierto.
A su vez, el PMDB tendrá un rol estratégico en el Parlamento, porque cuenta con la principal bancada en el Senado, con 19 miembros y es la segunda en Diputados, con 66 bancas. Lo que condicionará al PT, que si bien es la primera fuerza en la Cámara baja, con 70 diputados, en el Senado es segundo con 13 integrantes. Esta situación es un dato importante, porque si bien el PSDB tiene tan sólo 54 diputados y 10 senadores, puede sumar el apoyo de los pemedebistas y bloquear iniciativas del petismo, tal como ya sucedió esta semana, donde juntos lograron rechazar un decreto presidencial sobre participación popular.
Así será toda la gestión, porque el PT redujo su bancada de 88 a 70 diputados y la base aliada pasó de 339 a 304, lo que le dificulta mantener una mayoría ante el compacto bloque actual de 201 representantes de la oposición. Más allá de que en el Senado el PT mantiene su grupo de aliados de 52 miembros. Pero lo más complicado es que la composición del Parlamento es más conservadora, donde pesan los bloques de diputados evangélicos, opositores al casamiento igualitario o al aborto; o ruralistas, que se enfrentan a planteos ambientalistas o de los pueblos originarios; y sectores que impulsan la “mano dura” frente a temas de inseguridad. Por lo que será todo un desafío para Dilma Rousseff seguir avanzando en temas de derechos con un Parlamento refractario.
Cabe mencionar que en su discurso de victoria, además de prometer diálogo, sostuvo como principal objetivo de su próximo mandato el de avanzar con la Reforma Política, para la cual se comprometió a convocar a una Consulta Popular, planteo que cambió la cara de Michel Temer, quien estuvo detrás de Dilma Rousseff, especialmente porque las posibles modificaciones afectan intereses específicos de un partido que mantiene un peso electoral mediante a las actuales reglas de juego.
Por otra parte, los medios concentrados siguen presionando a Dilma Rousseff por cambios pro mercado, tal como lo hace un director de Folha de San Pablo, Igor Gielow, quien sostiene que si bien la presidenta venció, ahora tiene que enfrentar un tercer turno, centrándose en la situación económica del país, vaticinando turbulencias como una devaluación fuerte del real (Folha de San Pablo, 27/10/2014). Pero si bien es cierto que el último año la economía brasileña no lograr retomar su crecimiento, teniendo la actual gestión la media más baja, con 1,63%, frente al 4% anual de Lula (2003-2010) o el 2,25% de Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), también cabe mencionar que presenta un índice inflacionario bastante bajo, 6,7% anual, y un nivel de pleno empleo, con una tasa que ronda el 5%.
En Río de Janeiro, Miradas al Sur pudo conversar con el economista Eduardo Crespo, quien es profesor de la Universidad Federal de esa ciudad, quien comentaba: “Es claro que la gente quiere un cambio, aunque no es la propuesta neoclásica de Aêcio Neves, que según todos los manuales de Economía que leí implica recesión. Es más, creo que la prudencia monetarista del PT casi le hace perder la elección. No entiendo por qué con 400 mil millones mantiene una férrea disciplina monetaria”. Lo cierto, es que Dilma Rousseff sostendría esa línea, algo que anunció en su discurso, donde reivindico la disciplina fiscal y monetaria de su gobierno.
Aunque también cabe señalar que esta política inclusiva tuvo efecto negativo sobre la base electoral del PT, porque fue una gran porción de sectores medios emergentes la que manifestó su intención de votar a Aêcio Neves, tal como lo analizó una consultora vinculada al petismo de San Pablo. Invitado por la misma,Miradas al Sur participó, como observador desde la cámara Gesell o sala de espejos, en la realización del estudio de grupos focalizados, especialmente uno de clase C2 (media-media) que votó a Dilma Rousseff en 2010 y lo hizo por el tucano en la primera vuelta. Ante la pregunta de ¿por qué lo hicieron?, respondieron sistemáticamente que querían un cambio. Sin embargo, quedaron sin respuesta ante la consulta sobre ¿qué cambios propone Aêcio Neves?
Profundizando el análisis, los participantes intercambiaron situaciones de vida, donde comentaban sus ascensos sociales. Lo sorprendente fue cómo su cambio social afectó su visión política. Una enfermera, que logró graduarse gracias al Pronatec, un programa de formación técnica del gobierno nacional, comentó que en el hospital los médicos amenazan con sacarle el saludo si votaba a Dilma Rousseff, en tanto que en su casa, la que lo hace es su suegra si volviese a hacerlo por Aêcio Neves, recordándole que con el gobierno del PT ella tuvo acceso al auto y a su vivienda. El ascenso social lo reflejó otra participante, quien sostuvo que antes del gobierno petista sólo podía comer menudos, y ahora puede comprarse ¡el pollo entero! También fue interesante el relato de una empleada doméstica, quien sostuvo que su empleadora ahora se enoja porque ella puede ir a la peluquería, comprar la misma ropa e incluso ¡comer kiwi!
Quizás aquí esté una parte de la victoria de Dilma Rousseff, porque sus spots trabajaron en mostrar que ella y Lula lograron impulsar ese cambio y que sus propuestas pueden seguir transformando Brasil. En tanto que los mensajes de Aêcio Neves eran meras acusaciones y estaba vacío de propuestas, como señalaron los participantes, quienes sostuvieron en su mayoría que iban a repensar su voto. Tal como señaló en Porto Alegre Raúl Pont a Miradas al Sur, parte de las adecuaciones del discurso en la estrategia de campaña frente a los programas televisivos fue la de buscar uno más asequible por la ciudadanía. Según el dirigente, “el discurso de la primera vuelta estuvo muy centrado en números, que muestran las conquistas, que son buenas, pero necesitamos que la gente relacione esto con la gestión del gobierno. Por eso, durante la segunda vuelta se buscó un lenguaje más coloquial en la presentación del programa”.
Si bien entre los desafíos de Dilma Rousseff estará encontrar políticas que seduzcan a esta nueva clase media, un problema más importante será pensar su relevo. Porque los tucanos salen con dos figuras importantes, el mismo Aêcio Neves, que devolvió al PSDB las aspiraciones de ser partido de gobierno, y Geraldo Alckmin, quien obtuvo más de 15 millones de votos en San Pablo. En tanto que inmediatamente el PT salió a colocar la figura de Lula para el 2018, frente al vacío de referentes que pudiesen aspirar a liderar el Planalto, más allá de que alguno de los gobernadores, como Jaques Wagner o Fernando Pimentel, o incluso figuras como Aloizio Mercadante, actual jefe de la Casa Civil, podrían tener el perfil para postularse. Pero el dato más relevante es que el PMDB también aspirará a colocar candidatos para la sucesión, siendo el principal aliado y clave para la gobernabilidad y victoria electoral, dejando un futuro bien incierto.
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