El reloj de arena está puesto para la contienda electoral en Brasil, desde el martes pasado se inició la campaña electoral oficial. Y el gran favorito, Luiz Ignacio Lula Da Silva, la comenzó en el ABC paulista, el conurbano obrero que lo vió nacer políticamente y donde tiene su epicentro de apoyo al que se suma la adhesión de la juventud. Por eso, estuvo también en la Universidad de San Pablo. Incluso ayer, sumó el recorrido por el mismo centro paulista, en el barrio de Anhangabaú.

En tanto que su adversario Jair Bolsonaro prepondera en el voto adulto y conservador, especialmente religioso.

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No obstante, ya hay encuestas que lo confirman primero a Lula con un proyecto con posibilidades de consumar el triunfo en primera vuelta, como lo expuso la IPEC (ex IBOPE), principal consultora del país. Sin embargo, el establishment aún no digiere la victoria del líder del PT:  incluso la CNN en español milita la idea de una segunda vuelta y chances de reelección del actual mandatario.

Es verdad que la diferencia de 17% que tendría Lula sobre Bolsonaro aún no deja claro una victoria contundente el 2 de octubre, cuando los más de 150 millones de electores brasileños acudan a los centros de votación y definan su voto. Por eso, el expresidente petista tiene un arduo trabajo, especialmente porque en una segunda vuelta deja en duda el comportamiento electoral y la posterior reacción política, especialmente cuando se rumorea la posibilidad concreta de un golpe de Estado si efectivamente se llega a la conclusión de que su triunfo es inexorable. 

«Recuperar la esperanza frente al miedo» es el eje retomado por Lula, especialmente en el desafío de volver a transitar las calles frente a una ultra derecha agresiva que hoy la disputa. En ese clima de todo o nada, se juega el destino de Brasil.

Bolsonaro en campaña.

Foto: AFP

A todo esto, no sería alocado que Argentina pueda ayudar a definir la primera vuelta. ¿De qué modo? Alcanzar más del 50% de los votos válidos es el gran objetivo de Lula en la elección. Para eso buscó cerrar alianzas que atraigan el centro político y liquide el pleito el 2 de octubre y no haga falta ir al 309 de ese mes cuando se realizaría un eventual balotaje. Si bien las encuestas lo colocan primero, todas ellas lo sitúan plantado en derredor del 45%, con un Bolsonaro en alza, y un resultado donde Lula necesita de cada voto. En ese marco, los residentes en Argentina podrían acercar al líder petista al Palacio del Planalto. Y es que los habilitados a votar en territorio argentino son 12.746, de los cuales 11.570 pueden hacerlo en la Embajada Brasileña en la CABA. Un padrón que creció un 78% desde 2018 y resulta un punto muy importante a disputar.

Por eso, desde el mismo día en que Lula lanzó su candidatura a Presidente 2022, se constituyó en Buenos Aires el Comité de Argentina, como resultado y reflejo de la voluntad de organizaciones sociales, partidos políticos, sindicatos, movimientos y personas independientes de construir y colaborar para la victoria del candidato petista y para que Brasil derrote al fascismo en las elecciones de octubre. Paralelo al inicio de campaña de Lula en Brasil, el Comité presentó la agenda de la campaña oficial en las calles, en las redes y en todo el país. Así, durante la jornada de este domingo se realizará la «Feijoada amigxs del presidente Lula». Será un almuerzo típicamente brasileño desde el núcleo de la filial del Partido de los Trabajadores, en Argentina, y que constituye la primera actividad oficial de la campaña «Lula Presidente» y también la primera para recaudación de fondos para financiar los materiales para poner la campaña en las calles para los próximos 42 días.  «