El primer lanzamiento de moneda dió como resultado el pase a la segunda vuelta en Brasil. Por un lado dejó lo esperado: que Luiz Ignacio Lula Da Silva alcanzó el primer lugar, que logró superar el 47%, y tuvo un fuerte apoyo en el nordeste brasileño. Por el otro, uno inesperado, que Jair Bolsonaro sacó más del 43% de los votos, quizás cumpliéndose el presagio que sostuvimos en nota anterior, dónde planteamos que el electorado de Ciro Gomes podría irse al ultraderechista. De hecho, la encuestas lo ponían tercero y quedó cuarto, con el 3,5%, detrás de Simone Tebet, que alcanzó un poco más del 4%.

Las predicciones electorales también sostenían victorias del Lula en el Norte y Nordeste de Brasil y de Bolsonaro en el Centro Oeste y Sur del país. En tanto que el sudeste, si bien se dió lo esperado en Río de Janeiro, la victoria del actual presidente, lo sorpresivo fue San Pablo, dónde el resultado fue inverso a las predicciones y decisivo para habilitar la segunda vuelta, donde Bolsonaro ganó por 7 puntos, 48 a 41%.

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Es que los guarismos previos daban ganador por diez puntos a Fernando Haddad y el resultado fue al revés, arrojó la victoria de Tarcísio Gomes de Freitas por 7 %, superando 42 a 35% al petista.

Si bien Brasil es un complejo tablero electoral, el casillero decisivo fue San Pablo. Es algo que Lula lo tenía claro, por eso puso toda la carne al asador allí. Cerró por derecha a Geraldo Alckmin, su compañero de fórmula que fue gobernador dos veces del Estado, además de Vice y diputado nacional por ese distrito; y por izquierda a Guillerme Boulos, referente socialista que casi gana la Intendencia en la elección de 2020 y es diputado federal.

Además, no hubo un fin de semana donde Lula no visitáse algún barrio de la Ciudad de San Pablo y el conurbano profundo, con masivas movilizaciones, lo que dejaba posibilidades de una consagración en primera vuelta. Sin embargo, emergió un voto silencioso que postergó la decisión y lanzó nuevamente la moneda.

Hoy, quedan las dos caras claras: por un lado Bolsonaro intentará mantener y profundizar una estrategia centrada en la restricción de derechos, especialmente los de igualdad, en tanto que Lula apelará a recuperar los avances perdidos, principalmente los de inclusión social. Sacar de la indigencia a millones de brasileños.

Es una elección diferente, porque en 15 de los 27 estados ya están definidos los ganadores y solo en 12 habrá segunda vuelta. Los resultados marcaron que 9 gobernadores electos recibieron el apoyo de Bolsonaro y 5 se alinearon con Lula. Además, hay tres nordestinos que pertenecen al PT.

Para el 30 de octubre se estima que la contienda sería pareja a nivel gobernadores, y serán factor clave en la acumulación de votos, especialmente en San Pablo, dónde Fernando Haddad intentará dar el batacazo.

No obstante, la gobernabilidad para Lula estará complicada, porque si bien el PT creció a nivel parlamentario en Senadores y Diputados, Bolsonaro lidera los bloques y podría controlar las cámaras. Todo dependerá de la capacidad de acuerdos del petista, lo que condicionará su gestión.

La moneda sigue en el aire y el destino de Brasil se juega el próximo 30 e octubre.